Por Pucho Oroza ()
Varadero.- Una de las grandes estrellas del atletismo mundial, dominador de la década de los 90 del siglo pasado, especialista en 200 y 400, incluso con una marca de 10.09 s en 100 m, y habitual en los relevos, recordista mundial en estos eventos, símbolo del atletismo norteamericano, es, sin dudas, Michael Johnson.
Apodado el «Pato», por su forma única de correr, fue un gran triunfador sobre las pistas. Cuatro veces Campeón Olímpico, (el conseguido en Barcelona 92 en 4×400 relevos, los dos de Atlanta 96, en 200 y 400 metros, y el de Sidney 2000 en los 400 metros), y otras ocho medallas de oro en Mundiales (una en Tokyo 91, dos en Stuttgart 93, tres en Gotenburg 95, una en Atenas 97 y una en Sevilla 99).
Primer atleta en rebajar la cuota de los 20 segundos en los 200 metros, cuando en 1990 registró 19.85, con tan sólo 22 años, y primer velocista en obtener el oro simultáneamente en los 200 y 400 metros lisos, hito alcanzado en los Campeonatos del Mundo de Gotenborg, en 1995, y que repetiría en Atlanta 96.
Tuvo en su poder los récord del Mundo y olímpico en 200m, (19.32), 400, (43.18) y (43.49), (400 m bajo techo, (44.63), 4×400 m, (2.54.29) y la mejor marca del orbe en 300m con 30.85 conseguido en Pretoria en el año 2000.
Unas cinco veces terminó el año con la mejor marca de la temporada en 200 y nueve veces en 400, de ellos ocho de forma consecutiva.
Es el único hombre en la historia que ha corrido los 400m por debajo de los 44 segundos por más de 9 años consecutivos: 1992 – 43:98, 1993 – 43:65, 1994 – 43:90, 1995 – 43:39, 1996 – 43:44, 1997 – 43:75, 1998 – 43:68, 1999 – 43:18, 2000 – 43:68.
Michael es uno de los más grandes corredores de toda la historia del atletismo, premiado dos veces como el Atleta del Año de la IAAF (1996, 1999) y tres veces ganador del Premio Jesse Owens (1994, 1995 y 1996).
El legado de Johnson continúa inspirando a generaciones de atletas y sus contribuciones al deporte todavía se celebran y admiran en la actualidad.