Po Ed Libedinsky ()
Buenos Aires.- «¡Qué Bello Es Vivir!» (1946), dirigida por Frank Capra, es un clásico atemporal que ha tocado los corazones de las audiencias durante décadas.
Protagonizada por James Stewart como George Bailey, la película cuenta la historia de un hombre que sacrifica sus propios sueños para ayudar a los demás, solo para encontrarse cuestionando el valor de su vida. En la víspera de Navidad, abrumado por la ruina financiera y la desesperación personal, George contempla el suicidio, sintiendo que el mundo estaría mejor sin él.
En este momento crítico, Clarence, un ángel en entrenamiento, interviene y le muestra a George cómo habría sido la vida en su pequeño pueblo de Bedford Falls si nunca hubiera nacido. Sin los actos desinteresados de George, muchas vidas se han vuelto sombrías, y el pueblo mismo ha caído bajo el control del millonario desalmado, el Sr. Potter. A través de esta experiencia, George se da cuenta del profundo impacto que ha tenido en las vidas de quienes lo rodean, y su fe en la vida se restaura.
Uno de los temas clave de la película es el valor de la vida de un individuo y cómo, incluso, pequeños actos de bondad pueden tener consecuencias de gran alcance. También enfatiza la importancia de la comunidad y la familia, presentando una conmovedora reflexión sobre cuán interconectadas están nuestras vidas.
James Stewart ofrece una actuación desgarradora, y la dirección de Capra mezcla la fantasía con el realismo de una manera que hace que el mensaje sea tanto mágico como relatable.
Aunque inicialmente fue un fracaso en taquilla, ¡Qué Bello Es Vivir! se ha convertido desde entonces en un amado clásico navideño, a menudo elogiado por su optimismo, profundidad emocional y su capacidad para recordarnos que, sin importar cuán difícil parezca la vida, cada vida tiene significado y valor.