Por Pablo Alfonso ()
México DF.- Marta Perdomo, la madre de los presos políticos cubanos Jorge y Nadir Martín Perdomo, está preocupada por la vida de sus hijos, por la acentuada pérdida de peso, fiebres y otros síntomas ante la apatía generalizada de sus carceleros.
Los hermanos Perdomo, de San José de las Lajas, fueron encarcelados tras los sucesos del 11 de julio de 2021 y condenados en un juicio sucio y amañado, con testigos fantasmas, que los inculparon por delitos que no habían cometido, porque en el referido lugar ni hubo violencia ni se rompieron vidrieras ni se rompió nada.
Ahora, tres años después de estar presos y sin que el gobierno acceda a una amnistía, solo por dar el ejemplo al resto de los jóvenes del país, la madre de ambos, una mujer extremadamente valiente, vuelve a clamar por la vida de sus hijos.
«Jorgito tiene bronquitis aguda. Esto, estando en nuestra casa, nos la tenemos que tratar con antibióticos, aerosol y reposo, pero está en un lugar donde, desde el primer día y como no trabaja, porque no tiene nada de que reeducarse… está en el campamento Ho Chi Min, en Bainoa, el lugar más frío de Cuba, donde ahora hay calor y jejenes, y como no trabaja, los encierran en el anfiteatro, que se filtra de aguas albañales», dice.
«Aparte de eso, los baños, sin puerta ni nada, no se limpian por meses y que no tiene ni privacidad. Jorgito, que nunca se enfermaba, está con bronquitis, que creo yo que sea bronquitis pero se puede complicar», insistió.
Marta habló con el jefe de la prisión para ver si podía llevar la comida que le llevaron, pero el jefe le dijo que no, por un problema de reglas.
«Era para que comiera la comida que le llevó su mamá, porque lleva semanas sin comer. Y yo no me voy a quedar callada, porque estos son mis hijos. Y entonces ahora, después que está complicado, dice que lo iban a separar para otro lugar. Esto para mi es una tortura», insistió.
«El está preso injustamente, pero no condenado a muerte. Ustedes saben que mis dos hijos son inocentes. Marta Perdomo y todas las madres de los presos políticos no somos de yeso. No crean que nos pisan y nos pisan y no echamos sangre… ¿Cómo pueden no dejarle pasar un poquito de comida a un lugar donde lo que dan es salcocho», comentó.
«Y por el otro lado está Nadir, que tiene una enfermedad que no es compatible con el régimen carcelario. Y ellos lo sabían. Nadir tenía que hasta cepillarse los dientes con agua hervida… día a día las cosas se van complicando. Desde hace un tiempo, como a su hermano, le dan arcadas», recordó.
«Mi mensaje a las familias de los presos políticos es que se mantengan unidos, porque nos van a matar a nuestros hijos. Nadir dio todo lo que se puedan imaginar en un ultrasonido, que es lo mismo que tenemos los cubanos, más lo de la prisión, agregado a lo que comen, que no es más que lo que le mandamos, entre ellos refrescos de esos que son venenos».
«Nadir no retiene sus vitaminas en el cuerpo. Y ahora tiene el hígado inflamado y necesita reposo absoluto, y no está para estar en un penal. ¿Cómo puedo estar tranquila, si mi hijo corre peligro? Y ahora esto…», recordó.
Marta Perdomo se pregunta de quién es la culpa, y aclara que la culpa es de aquellos que los metieron presos injustamente, que los escogieron porque pensaban diferente, sin haber hecho nada.
«No cometieron delito alguno, porque pensar diferente no es un delito. Encerraron sus cuerpos, pero su espíritu es más libre que el de cada uno de nosotros los cubanos».
Por último, advirtió que tiene a los dos hijos enfermos y pidió que no les pase nada a ninguno de los dos. A Nadir le faltan tres años y a Jorge cinco, porque no tienen derecho a la llamada condicional, mientras la mayor parte de la sociedad guarda un mutismo absoluto y la comunidad internacional ni se pronuncia.
El mundo, que defendió a Mandela, cuando estuvo preso del régimen africano, ahora hace mutis por los presos políticos cubanos y no escucha el lamento de esta madre, alarmada ante la deteriorada condición física de sus hijos, enclaustrados en prisiones sin condiciones algunas y sin otra alimentación que no sea la que le lleva su familia en los días de visita.
El reclamo de Marta Perdomo es justo, y el gobierno cubano debería tomar cartas en el asunto y liberarlos de una vez, porque si les pasa algo a ellos, las culpas caerán en algún momento sobre las cabezas de los responsables, y los responsables no son solo los chivatos que se prestaron para la farsa de su juicio en San José de las Lajas, sino toda la cúpula dirigente de Cuba.
¡Libertad para los hermanos Martín Perdomo!