EN UN BESO, LA VIDA

CULTURA Y FARÁNDULAEN UN BESO, LA VIDA
Por Esteban Fernández Roig
Miami.- Así comienza una gran historia: El cantante de una orquesta de Palma Soriano se enfermó y un niño mandadero del grupo musical -montado en una caja de cerveza debido a su corta estatura- lo sustituyó… Fue un éxito. Por esa presentación le pagaron un peso cubano.
Muchísimos años después, Cuba se convirtió en un infierno y miles de cubanos escapaban de la Isla en todo tipo de embarcaciones. Unos llegan a tierras de libertad, otros naufragaron y muchos han sido devorados por los tiburones.
Una tarde, en uno de esos barcos, salían 65 cubanos huyendo de la tiranía. En una esquina del bote venía un mulato muy serio, preocupado, callado, vestido humildemente. No dijo una sola palabra.
Al arribar a las costas floridanas cundió la alegría. ¡Eran libres!
El discreto compatriota se levantó lleno de felicidad y comenzó a cantar. Se trataba de aquel niñito que un día triunfó en una tarima de Palma Soriano.
Todos en el barco se quedaron estupefactos, emocionados; estaban ante uno de los mejores cantantes que dio el archipiélago cubano, el hombre que hiciera gloriosa la canción «En un beso, la vida.»
Era el grande, el genial Orlando Contreras, llamado por sus compatriotas: “¡La Voz romántica de Cuba!”
Todavía hoy escuchamos “tararear”: Que murmuren, no me importa que murmuren.
El súper talentoso artista nacido el 22 de mayo de 1930 en el indómito Oriente, nos deleitó toda una vida con: Sin egoísmo, Difícil, Amarga decepción, Por borracha, Por un puñado de oro, Dónde tu irás , Mi corazonada, Muerto en vida, Dolor de hombre, Un amigo mío, Amigo de qué, Arráncame la vida, Egoísmo, Esta tu canción…
Dicen que se casó seis veces y tuvo 16 hijos. Falleció en Medellín el 9 de febrero de 1994.
Y los cubanos agradecidos hoy les enviamos una sola, sencilla y sentida palabra al inolvidable Orlando González Soto: ¡GRACIAS!

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