A MADURO HAY QUE SACARLO A BALAZOS

PORTADAA MADURO HAY QUE SACARLO A BALAZOS

Carlos Cabrera Pérez

 

Majadahonda.- El Tribunal Supremo de Venezuela acaba de condenar a muerte, cárcel y destierro a millones de venezolanos, avalando el fraude electoral de Nicolás Maduro, que debe ser desalojado de Miraflores con una intervención militar que ofrezca a la izquierda democrática la oportunidad de liderar la cruzada.

Los violentos no entienden de reglas ni de formas y el narcochavismo tratará de cazar a María Corina Machado y Edmundo González, a quienes será muy difícil mantener a miles de venezolanos en las calles arriesgando sus vidas, porque ya el gobierno ha dictado órdenes de búsqueda y captura hasta de ciudadanos que facilitaron copias de las actas a la ganadora plataforma opositora.

Estados Unidos, inmerso en campaña electoral, apostará por una política de sanciones económicas que asfixie gradualmente a Maduro y su entorno, con el objetivo de provocar un motín militar, que sirva las cabezas del régimen en bandeja de plata, pero la brutal sentencia del Tribunal Supremo confirma que los delincuentes parecen dispuestos a todo.

La política internacional está basada en intereses puros y duros; a corto, medio y largo plazo y no por valores éticos ni solidarios, pero en esta ocasión debe ser Hispanoamérica quien promueva el castigo a la camarilla bolivariana; que perdió las elecciones, bajo sus propias reglas y sistema electoral, pero no acató el veredicto de las urnas.

Esta vez no se trata de imponer a procónsules yanquis, como ocurrió antaño en Guatemala o República Dominicana, sino de defender la democracia y derrocar a un tirano que amenaza al pueblo venezolano con un baño de sangre; la coyuntura ofrece una oportunidad única para la izquierda democrática, que debe liderar la cruzada y alejarse del doble rasero a la hora de actuar en el escenario internacional, como viene haciendo el presidente chileno Gabriel Boric Font.

Venezuela democrática fue tierra de acogidas de opositores de todos los países, incluidos cubanos machacados por Fidel Castro, chilenos por Augusto Pinochet y españoles por Francisco Franco. Muchos demócratas están en deuda con la nación sudamericana.

Cuba y Nicaragua encarcelan a ciudadanos, persiguen y hasta fusilan o dejan morir en las cárceles a antiguos compañeros de lucha, pero solo cosechan tibias condenas de papelitos mojados y negociados hasta la saciedad en busca del consenso y, en el caso de la dictadura más antigua de Occidente, conserva un sillón en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas; es decir, la zorra cuidando el gallinero.

Por si no bastara, Washington no puede alegar mala voluntad repentina por parte del tardochavismo, que ya había engañado a Donald Trump, durante dos años, cuando Cabello fingía negociar una salida a la crisis y solo estaba ganando tiempo, que es la escuela castrista de los últimos 65 años.

Venezuela tratará de joder la pita en la OPEP y en cuanto foro internacional pueda y se lo consientan; con el apoyo de Nicaragua y La Habana,  que atesora una larga trayectoria de invasiones militares en diferentes regiones, incluida la propia Venezuela; a la que luego colonizó sin disparar un tiro, Hugo Chávez mediante.

La atrocidad jurídica de la más alta instancia jurídica venezolana solo sorprendió a buenistas y posibilistas que viven al dordo del madero porque -desde la derrota chavista, en el referéndum constitucional de 2007- el régimen se consagró a atornillarse en el poder; con una mezcla de métodos castristas (legitimación por una supuesta aclamación popular) y los del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México; arquitecto de la dictadura perfecta, con urnas trucadas, votos comprados y asesinatos.

Observadores y analistas venezolanos aseguran que pronto aflorarán las grietas que sacuden internamente a la dictadura; sobre todo, a partir de que entren en vigor las sanciones previstas por Estados Unidos contra Maduro, Diosdado Cabello y sus secuaces.

Ver para creer. Las dictaduras totalitarias establecen mecanismos y resortes internos para eternizarse y el narcotráfico es una fuente inagotable de recursos compradores de lealtades y suscitador de miedos, de ahí su lema: plata o plomo.

Si aún algunos funcionarios de la administración Biden dudan de la perversidad del madurismo, que pidan a la DEA las transcripciones de los interrogatorios al Mayo Zambada y Chapo Guzmán.

En la política, como en la vida, hay que tomar decisiones y actuar con la convicción de que -en determinadas circunstancias y personajes- es preferible un final espantoso a un espanto sin fin y, en este caso, la solución menos traumática sería poner a Maduro entre la bala y la pared por el bien de Veneuela e Hispanoamérica.

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