Por Gretell Lobelle ()
Matanzas.- El comportamiento de las personas menores de 25 años en las redes sociales difiere notablemente de otros grupos etarios. Existe un marcado comportamiento informacional que varía dependiendo de la red social.
Facebook se percibe como la plataforma preferida por las personas mayores, donde se observan prácticas arraigadas en el mundo físico. Polémicas, conflictos y desacuerdos encuentran su espacio entre los usuarios.
El concepto de Meta y el metaverso ha generado un gran impacto en este grupo etario. No obstante, no deberíamos subestimar su influencia. Mark Zuckerberg, aunque pueda parecer desagradable, ha demostrado su habilidad para capitalizar la situación. Existen numerosos expertos trabajando en este campo que comprenden perfectamente las dinámicas y tendencias emergentes.
Estamos presenciando nuevas formas de interacción entre individuos comunes. La realidad virtual ya no es una novedad exclusiva; disciplinas como la biología y la medicina han demostrado su utilidad.
Mark Zuckerberg comprendió hace tiempo que el mundo estaría regido por dos grandes tendencias paradigmáticas: el paradigma tecnológico y el social contextual.
La tendencia mundial hacia una nueva forma de adquirir conocimiento es innegable. Los seres humanos necesitan estar informados y saber cómo utilizar la información, junto con habilidades comunicativas que les permitan tomar decisiones en su vida diaria.
La resistencia a lo virtual radica en la negativa de algunos a aceptar las mediaciones establecidas en estas «otras» redes sociales. Las formas de interactuar, aprender y socializar han dejado atrás hace mucho tiempo el paradigma físico.
Ser culto, tener conocimiento y comunicarse ahora implica una perspectiva diferente. Si antes, la lectura de libros y documentos era un indicador del conocimiento de una persona, hoy en día el acceso y uso de la información, las narrativas comunicacionales, la creación y consumo de contenidos desempeñan un papel sustantivo que marca la diferencia en el desarrollo personal.
Uno puede aceptar o no esta realidad. Sin embargo, el mundo se está moviendo cada vez más hacia un universo virtual, mientras que algunos siguen aferrados a métodos y conflictos del mundo físico y presencial.
Las interacciones en redes sociales, llevan a preguntas sobre el futuro que aspiramos versus el futuro real que esperan las generaciones venideras. La vida se ve afectada por la apatía, las guerras virtuales y un curso natural de las cosas que nos supera abrumadoramente. En este sentido, centrarnos en causas importantes y trabajar por ellas se convierte en el principal desafío para quienes se preocupan por su entorno inmediato.
