Tomado de MUY Interesante
La primera ciudad planificada de la humanidad, según la UNESCO. Su diseño y avances urbanísticos son toda una revelación de la capacidad humana en el mundo antiguo.
Madrid.- En las llanuras del actual Pakistán, las ruinas de Mohenjo-Daro destacan como testigos del esplendor de una civilización que una vez rivalizó con las de Mesopotamia y Egipto. Su nombre, que evoca misterio y desolación, significa «montículo de la muerte» en sindhi, un recordatorio de su enigmático pasado. Descubierta en el siglo XX, esta metrópolis del valle del Indo nos asombra aún hoy con su avanzada planificación urbana y su ingeniería, rompiendo con nuestra percepción de las capacidades tecnológicas y culturales de la prehistoria. Mohenjo-Daro es algo más que un monumento arqueológico; es un enigma que continúa desvelando los secretos de la antigüedad.
Ruinas de Mohenjo-Daro. Sergey Strelkov / iStock
La cultura del valle del Indo
Ubicado en el fértil valle del Indo, Mohenjo-Daro floreció en un entorno geográfico privilegiado, donde las inundaciones anuales del río Indo depositaban ricos limos que sustentaban la agricultura intensiva. Este río, esencial para la subsistencia y el desarrollo de la ciudad, facilitaba además el comercio y la comunicación con regiones distantes. Al igual que el Nilo en Egipto y el Tigris y Éufrates en Mesopotamia, el Indo fue vital para el surgimiento y la sustentación de Mohenjo-Daro, pero con características distintivas. A diferencia de sus contemporáneas, esta ciudad del Valle del Indo destacó por su avanzada planificación urbana y sistemas de saneamiento que superaban notablemente los de otras civilizaciones fluviales de la misma época, evidenciando una comprensión única del urbanismo y la ingeniería.
Estatua de sacerdote-rey de Mohenjo-Daro. Mamoon Mengal / Wikimedia
El hallazgo de una gran ciudad
El descubrimiento de Mohenjo-Daro en 1922 por el arqueólogo británico John Marshall marcó un hito en la historia de la arqueología. Este hallazgo fue parte de una serie de excavaciones que revelaron la existencia de la hasta entonces desconocida civilización del valle del Indo. La ciudad desafió las percepciones previas sobre las capacidades tecnológicas de las sociedades antiguas.
Entre los hallazgos más significativos estaban el Gran Baño, que sugiere rituales de purificación, y una serie de sellos detalladamente grabados que indicaban una forma de escritura aún no descifrada. Estas revelaciones asombraron al mundo científico, pues no solo ampliaban el mapa de las antiguas civilizaciones avanzadas, sino que también planteaban preguntas sobre el comercio, la cultura y la vida diaria en Mohenjo-Daro, incitando décadas de investigaciones posteriores.
Sitio arqueológico de Mohenjo-Daro. Saqib Qayyum / Wikimedia
¿La primera ciudad planificada?
Mohenjo-Daro sobresalía por su excepcional planificación urbana y tecnología avanzada, que reflejaba una comprensión sofisticada del urbanismo y la ingeniería. La ciudad estaba meticulosamente organizada en una cuadrícula de calles rectas que dividían la zona en manzanas residenciales y comerciales, un diseño urbanístico que presagia los principios de planificación modernos.
Uno de los logros más impresionantes de Mohenjo-Daro era su sistema de saneamiento. Cada casa estaba equipada con baños y desagües conectados a un sistema de alcantarillado centralizado, superior incluso a los de muchas ciudades contemporáneas en otras partes del mundo. Este sistema avanzado facilitaba la eliminación higiénica de residuos y protegía la salud pública, comparables solo con infraestructuras de ciudades modernas.
Dentro de las estructuras más notables se encuentra la ciudadela, que albergaba edificaciones importantes como el mencionado Gran Baño, que destaca por su precisión en la construcción y su funcionalidad, incluyendo un sistema de llenado y drenaje de agua. Estas instalaciones ilustran el alto grado de ingeniería además del valor cultural del agua y la limpieza en esta sociedad.
La capacidad de Mohenjo-Daro para integrar funcionalidad con estética en su infraestructura, junto con un manejo del agua y del espacio urbanístico que rivaliza con estándares modernos, demuestra un nivel de desarrollo tecnológico y social extraordinariamente avanzado para su tiempo.
Un misterio por resolver
El abrupto abandono de Mohenjo-Daro sigue siendo un enigma. Algunas teorías sugieren que cambios en el curso del río Indo podrían haber disminuido el acceso a recursos esenciales, desencadenando la migración de sus habitantes. Otros especulan sobre desastres naturales o presiones sociales y económicas. Desde su redescubrimiento, Mohenjo-Daro se ha enfrentado a dificultades de conservación, agravados por la erosión y la salinización. En respuesta, la UNESCO designó el sitio como Patrimonio de la Humanidad en 1980, iniciando esfuerzos globales para su preservación mediante tecnologías avanzadas y colaboraciones internacionales que buscan proteger este legado para futuras generaciones.
Mohenjo-Daro ha redefinido nuestra comprensión de la historia antigua, ilustrando la complejidad y sofisticación de la civilización del valle del Indo. Su avanzada urbanización y tecnología revelan una sociedad altamente organizada y culturalmente rica, influyente en la región y posiblemente conectada con otras civilizaciones como Mesopotamia y Egipto, como indican hallazgos de sellos y artefactos comerciales. A nivel local, ha enriquecido la identidad cultural de la región, proporcionando un vínculo tangible con el pasado prehistórico de la India y Pakistán, y continuando como fuente de inspiración y estudio en la arqueología y la cultura popular global.
Estatuilla hallada en Mohenjo-Daro. Joe Ravi / Wikimedia
Mohenjo-Daro se presenta como un espejo en el que podemos contemplar la ingeniosidad y el espíritu humano. Su estudio ha abierto ventanas hacia nuevas perspectivas de nuestras raíces culturales y la diversidad de las civilizaciones antiguas. Este sitio nos recuerda la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural, no solo para salvaguardar la historia, sino también para inspirar futuras investigaciones. A medida que continuamos desentrañando sus misterios, Mohenjo-Daro sigue enseñándonos sobre la resiliencia y la innovación de nuestros antepasados, incentivando un aprecio más profundo por las huellas que han modelado la humanidad.
