LA COPA AMÉRICA… ESAS DISTORSIONES DEL FÚTBOL

FÚTBOLLA COPA AMÉRICA... ESAS DISTORSIONES DEL FÚTBOL

Por Renay Chinea ()

Barcelona.- ¡Vaya miseria de fútbol se juega en “La Copa América”! En los primeros 12 minutos del juego Brasil-Uruguay, iban por nueve faltas, 10 atropellos, cuatro tanganas, 40 insultos, 20 patadas y cero fútbol. Los jugadores, caían más a la grama que los judocas al tatami.

Dejé el partido en el minuto 15 y me acosté a dormir en esa madrugada tarde española, con la esperanza de leer al otro día en los titulares de prensa: “Perdieron los dos”. Pero no tuve esa suerte: uno fue menos espantoso que el otro. Y los fans de un lado, hasta contentos, se vanaglorian del esperpento de seguir en el aquelarre como si hubiesen ganado o jugado a algo.

El fútbol, es más viejo que la sarna. Lo jugaron los romanos, que le decían Gioco di Calcio, palabra esta última emparentada con “calcañar”. Lo jugaron en China, los súbditos del Emperador Amarillo, y los indios guaraníes precolombinos, cuando inflaban el estomago de algún cuadrúpedo muerto por las planicies de la estepa paraguaya. Seguramente jugaban más o menos a esto que se juega ahora en La Copa América.

Debemos a Inglaterra el fútbol civilizado, porque —elemental, Watson— también le debemos gran parte de la civilización misma. El fútbol es un deporte que había sido restringido por todos los reyes desde los dos Eduardos y los dos Ricardos —Corazón de León incluido— en época de la Guerra de los Cien años, contra Francia.

Llegó un momento en que alguien por la avanzada Cambridge, hacia 1860, dijo: «A ver, quienes quieran hacerse los bravos y pelear como carneros a frentazo limpio, aquí tienen el Fútbol-Rugby. Quienes quieran jugar solo con los pies y llevar una esfera con pasos de ballet por los prados verdes: las reglas son estas otras». Y fundaron una “Asociación” para el fútbol digamos, limpio.

Aquel fútbol “Asociación”, hermano noble del “Asalvajado” Rugby, llegó a América del Norte donde comenzaron a llamarle “Assoc”, y a los jugadores: “Assoccers”… y sí, has adivinado: esa es la razón por la cual en USA, a ese juego se le llama “Soccer”.

América, es ese inmenso jardín de Nino Bravo, que duerme entre dos océanos, desde Tierra del Fuego al estrecho de Bering. Allí, todo llegó distorsionado, como el fútbol-assoc-soccer.

Tiene América esa suerte de dar nuevos giros, nuevas formas y nuevo rumbo a los pilares europeos. Mucho tiene que ver en ello, el albedrío laxo que otorgan el olvido o la distancia.
Me preguntaba si habían llegado alguna vez al Río de la Plata los estamentos de las Reglas de Cambridge. Recordé aquellas conversaciones —visto que ganó Uruguay— con mi amigo Jorge, el Cónsul de la República Oriental en Argentina, cuando me contó la historia de una Iglesia, que salió en un barco para Costa Rica y por error fue a parar al Uruguay y la erigieron de todas formas allí mismo. Le pusieron: Iglesia de San José.

Así que perdió Brasil, la tierra del Carnaval. En la Inglaterra del 1349, se celebraba el partido del “Martes de Carnaval” bajo curiosas circunstancias: el Campo podía medir un kilómetro y la portería, eran dos ruedas de molino una a cada punta de la planicie. El número de jugadores era infinito, y a veces consistía en pueblos enteros contra pueblos vecinos, que se enfrentaban en interminables barahúndas y trifulcas, asiduamente saldadas con decenas de muertos.

El propio Rey Eduardo III, decidió prohibir el fútbol, para obligar a los jóvenes a practicar el Tiro con Arco. ¡No es una mala idea enviar a estos chicos a jugar en Ucrania.!

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