Por Pedro Monreal (El Estado como tal)
La Habana.- La principal inercia que mantiene encallado el sistema económico cubano es la obcecación con un esquema de planificación centralizada, esencialmente de inspiración soviética. No parece ser tanto un problema de que no se sepa romper como de que desde el poder no se desea romper.
El planteamiento oficial de “defender ante todo los intereses y las necesidades del pueblo” se contradice con la brutal compresión de la remuneración de los trabajadores que ha ocurrido en Cuba desde la aplicación del “ordenamiento” y a pesar de las “correcciones”.
La supuesta “profunda autocrítica” que debe acompañar los programas gubernamentales es una entelequia. En octubre de 2023 se prometió hacer público un análisis oficial “muy crítico” sobre el ordenamiento, pero tal análisis todavía permanece en la oscuridad.Quizás peor aún, la alegada “solución” prevista para 2024 identificada como programa de estabilización macroeconómica nunca ha sido explicada en detalle, a pesar de que sigue siendo un misterio cómo se lograría tal estabilización con un déficit fiscal equivalente a 18,5 por ciento del Producto Interno Bruto.
