UNA FERIA AGROPECUARIA: NO, GRACIAS

CUBAUNA FERIA AGROPECUARIA: NO, GRACIAS

Por Lartiza Camacho ()

La Habana.- Las ferias en Cuba me parecen absurdas: precios altos, mala calidad de los productos, concentración de gente para mantener las plazas ocupadas por el miedo que les corroe, churre extra al final de cada sábado, gasto de combustible… feo todo.

A veces aparece algo.

Los productos para el pueblo no traen etiquetas, no nos merecemos un buen embalaje. A veces pienso que es mejor, porque lo que nos venden no tiene fecha de vencimiento ni información de ingredientes (ojos que no ven…), ni datos sobre el productor. El del queso de hoy, por ejemplo, es un sala’o (literalmente) y debería vender queso con Enalapril como valor añadido

Las conversaciones que escuchas son verdaderas joyas y la música es como trueno de tormenta tropical veraniega.

No hay orgullo de una cooperativa que anuncie su mercancía: «esta es nuestra cosecha de este año». (Ya aquí se me subió la imbécil, lo sé, pero me gustaría) Parece utópico, pero las ferias de las pelis tienen ese swing que te da ganas de visitarlas y, en la vida real, he visitado verdaderas ferias de otros países. He podido ver de cerca la venta de cervezas artesanales en ferias de barrio en Montreal, pequeñas producciones con sus marcas y diseños; también flores, quesos, panes caseros, vinos… hermoso y atractivo.

Pero esos son capitalistas y les va mal, su economía no funciona. La buena es esta economía de guerra, de subsistencia a cuenta gotas, de mesa uniformada con los mismos productos «mosqueteros»: ‘uno para todos y todos para uno’, que, según el glorioso año de la revolución han ido cambiando el nombre: huevo, chícharo y pescado… ¿Recuerdan?Después, perrito, freecandel y fishstip… col, perrito y calabaza… pollo por pescado, picadillo con agua y croquetas explosivas.

Y los polis, las calles cerradas y el sudor corriendo.

El humor de feria en Cuba es un aquelarre peligroso. Aquí en el parque de la Normal venden un combo ( a buen precio) de detergente líquido, desincrustante y desengrasante. Un cartel hecho a mano te dice: rojo-detergente, verde-desincrustante, blanco-desengrasante. Tírale foto para que no te confundas y no te lo tomes.

Y siempre está la chusmería y la vulgaridad como producto estrella de cada festividad agropecuaria industrial.

De regreso a casa te preguntas ¿Tengo comida después de tanto trajín?

En fin, la feria.

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