Por Esteban Fernández Roig
Miami.- Quizás si les menciono a Gustavo Seclen Menchola ese nombre no les diga nada.
Pero muchísimos cubanos lo recordarán con emoción cuando les diga que estoy hablando del glorioso luchador peruano “El Chiclayano”, quien gracias a sus patadas voladoras se convirtió en ídolo de los niños de mi época.
Y de pronto se aparecieron un par de peloteros americanos llamados Rocky Nelson y Wilmer “vinagre” Maizel que hicieron las delicias de los muchachos Habanistas y Almendaristas.
Nos hicimos fanáticos de cuatro cowboys: Rodolfo, Miguelón, Machito Villalobos y Leonardo Moncada.
Queríamos parecernos a los “galanes” Albertico Insua, Rolandito Barral, Carlos Alberto Badias, Carlos Barba, Jorge Félix y Jorge Marx…
Sin lugar a dudas. Elvis Presley ocupó un lugar primordial en nuestras simpatías…
Fanáticos nos convertimos del legendario Yankee, Micky Mantle, y todos nos emocionamos con la tremenda atrapada de Edmundo Amoros con los Dodgers de Brooklyn, el 4 de enero de 1955.
Idealizamos a los payasos españoles Gaby, Fofó y Milike. Nos enamoramos de Sarita Montiel y de Brigitte Bardot, y todos queríamos trajes de vaqueros como Roy Rogers y Hopalong Cassidy y tener perros como Lassie y Rin Tin Tin.