Tomado de MUY Interesante
Algunos piratas famosos sembraron el terror con sus actos.
Madrid.- El cine y las novelas han dejado en el pensamiento colectivo la imagen de los piratas como personajes románticos y pintorescos, que no obedecían a más leyes que la libertad con una botella de ron en la mano. Pero la realidad es que navegar los mares durante los siglos XVII y XVIII, cuando se dio la edad dorada de la piratería en el Caribe, no era una práctica para ignorantes. Las moles de madera, barriles, herrajes y cabos atados con una gran tensión que eran los barcos de la época suponían un peligro constante para los marineros. Optar, además, por ir contra los intereses de grandes potencias como Castilla, Francia o Inglaterra, ya era de no tener un ápice de sensatez.
Detrás de la ficción idealizada hay una realidad con piratas famosos por su crueldad. Para muchos capitanes piratas, la manera de hacerse respetar en un mundo lleno de maleantes era imponer el terror allí donde fuera.
Philip Roche y su matanza para robar un barco
¿Habéis visto las sutiles tretas del capitán Jack Sparrow para robar un barco en “Piratas del Caribe”? Philip Roche optaba por medios menos delicados. Este pirata es una muestra más de que la realidad supera a la ficción en muchas ocasiones.
A primeros de noviembre de 1721, Philip Roche se enroló en un barco francés junto con otros compatriotas irlandeses. Todos estaban compinchados para llevar a cabo una matanza despiadada. Una noche, Roche estaba al mando de la embarcación y los hombres que hacían la guardia. A dos de ellos les abrieron la cabeza y los tiraron al mar. Otros dos fueron lanzados por la borda directamente. Los gritos despertaron al resto de la tripulación, que fueron cayendo uno a uno a manos de los irlandeses. Empapados en sangre, Roche y los suyos ataron juntos al patrón y el piloto del navío y fueron arrojados al agua entre gritos de súplica y angustia.
“Terminada la matanza, se lavaron un poco la sangre, registraron todos los cofres,
armarios y rincones del barco, se sentaron después en la cámara del capitán,
se refrescaron con un poco de ron que allí encontraron, y –como confesó Roche más tarde–
jamás en sus vidas se sintieron más a gusto”.
La crueldad de l’Olonnais
Sin duda, uno de los piratas más temidos de la historia fue Jean-David Nau, más conocido como François l’Olonnais. Según nos relata en su obra Alexandre Olivier Exquemelin, un cirujano que navegó con piratas, l’Olonnais odiaba a los españoles con toda la maldad que almacenaba en su cuerpo. Su crueldad era terrorífica y cuando un prisionero no le daba la información que requería el pirata, lo ensartaba con su espada hasta la muerte y luego lamía la sangre de la hoja. Actuaciones en consonancia a esa creación de una imagen que le convirtiera en un ser tan temible que el enemigo se rendiera con su sola presencia. Desde luego, las atrocidades que se cuentan de él son para no plantearse oponerse a sus objetivos.
En una ocasión no obtuvo lo que buscaba al interrogar a varios soldados españoles que había apresado. Exquemelin cuenta que l’Olonnais:
“Sacó su sable, abrió el pecho a uno de esos pobres españoles y,
arrancándole el corazón con sus sacrílegas manos, comenzó a morderlo
y a roerlo como un lobo hambriento, diciendo al resto:
«os haré a todos los mismo si no me mostráis otro camino»”.
Roche Brasiliano y su juego del vino
Otro enemigo de los españoles fue Roche Brasiliano, un pirata del que se cuenta que prendió fuego a unos campesinos españoles por no confesar dónde escondían el vino. A este pirata también le gustaba comprar un barril de vino y colocarlo en una calle concurrida. Obligaba a beber a todo el que pasaba, amenazando a punto de pistola a quien se negaba.
Piratas en la actualidad
Es cierto que los piratas más famosos son los que actuaron en el Caribe durante la edad moderna, pero la piratería existe desde que el ser humano comercia por el mar, y aún hoy contamos con puntos peligrosos donde se registra actividad pirata.
Un barco navegaba desde Shanghái rumbo a Port Klang, en Malasia. La tripulación estaba compuesta por 23 miembros que vieron cómo de repente varios hombres armados con machetes y pistolas abordaron la embarcación. Vendaron los ojos a todos los marineros y fueron colocados en fila en la cubierta del barco. Allí apalearon, apuñalaron y dispararon a todos, para luego arrojar por la borda a los 23 miembros de la tripulación. Estos asesinatos despiadados se cometieron en altar mar, pero no durante la edad de oro de la piratería, sino el 16 de noviembre de 1998. Este abordaje al Cheung Son y los demás ejemplos aquí expuestos son solo una pequeña muestra de los sucesos brutales que los piratas han cometido desde la Antigüedad hasta nuestros días.