Por Jesús Rodríguez ()
Miami.- Un viejo proverbio chino nos enseña que es mejor enseñar al hombre a pescar, que regalarle un pescado. Encierra una gran verdad. Muchos políticos lo han citado a lo largo de la historia, irónicamente hasta el nefasto Lenin, pero pocos lo aplican.
Quizás no lo aplican porque consideran que, repartiendo pequeñas cuotas de pescado, podrán tener una población dependiente del gobierno, o sea, clientes políticos.
Por demás, lo que regalan nada les cuesta, es dinero de los contribuyentes. Ese ha sido, el viejo discurso de comunistas, socialistas y populistas, que ahora, paradójicamente, se hacen llamar “progresistas”.
Los gobiernos no crean riquezas, el dinero que disponen lo obtienen de la contribución de los ciudadanos y cuando se reparte en forma descontrolada e irracional, se acaba y entonces la solución es exprimir más a los contribuyentes y ese aumento de impuestos y regulaciones resulta, irremediablemente, en un freno a la economía.
Por otra parte, el aumento descontrolado del gasto público, va acompañado de la hipertrofia del gobierno y esos megagobiernos crean una enorme burocracia, que es el perfecto caldo de cultivo para la corrupción.
Quizás, para un joven norteamericano formado en nuestras universidades infiltradas por la izquierda, puedan resultarles atractivos discursos demagógicos como el de Bernie Sanders: enseñanza universitaria gratuita, salud gratuita… todo gratuito, pero para lo que conocemos bien esos “cantos de sirena” y hemos sufrido sus consecuencias, lejos de resultar atractivos, nos resultan repulsivos y nos hace recordar el viejo refrán: “a otro perro, con ese hueso”.