Por Edwin Fernández Collado
Miami.- Dicen que falleció mi hermano Carlos Massola. Si es así, te voy a decir esto: eso no se hace, brother. No, mi hermano. Eso es una mierda. Nunca digo esto, pero coño, con tantos HP que siguen viviendo… Sabes cuánto te quería y mucho que jodimos en esta tierra.
Eras uno de esos seres humanos especiales, jodedor, sensible, tronco de amigo, leal y un excelente actor. Si algunos te recuerdan solo por los personajes «negativos», yo te recuerdo por tus excelentes actuaciones. Es verdad, no fuiste reconocido y aprovechado como artista, sin embargo, como me dijo un día mi amiga Luisa María Jiménez, todos lo que hemos logrado ha sido a base de talento, trabajo, sudor y muchas lágrimas; sin claudicar, sin vendernos, sin dar » otras cosas» a cambio.
Y tú, mi hermano Massola, fuiste uno de ellos. ¿Qué más puedo decirte ? Sin temor a dudas, eras un timbalú. El destino es una obra de teatro y tú siempre nos diste lo mejor de ti, a pesar de los mediocres y oportunistas que nos rodean.
Escribo esto con muchísimo dolor y rabia. Para aquellos que te amamos, mi reverencia; para aquellos que te insultaron y se burlaron de ti, mi desprecio total. Mi despedida, hermanito, es con lágrimas e impotencia, y sin temor de ningún tipo.
Por último, y a modo de homenaje a tu gran persona: PATRIA, VIDA Y LIBERTAD, cojone. Vuela bien alto, Carlos Massola. Aun tengo la esperanza de que sea uno de esos chistes tuyos.
Te quiero.