CUBA SIGUE SU JUEGO CON CANDELA CON LO DE LAS BASES DE ESPIONAJE CHINAS

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Por Anette Espinosa ()

La Habana.- El gobierno cubano sigue jugando con candela. En su búsqueda constante de vías de supervivencia se agarra a cualquier cosa, aunque eso implique servirle de pala a potencias mundiales para preocupar a Estados Unidos. Algo se trae entre manos el castrismo y en algún momento lo sabremos.

Luego de la publicación por el influyente The Walt Street Journal de que Cuba se había prestado para que China instalara bases de espionaje en su territorio, a partir de unas imágenes satelitales, el gobierno de La Habana solo se limitó a negarlo.

No apareció el de siempre, el canciller Bruno Rodríguez Parrilla, como para restarle importancia al asunto, y en su lugar lo hizo el viceministro de Relaciones Exteriores, Carlos Fernández de Cossío, quien lo negó rotundamente.

Según el funcionario, la publicación de TWSJ es parte de «una campaña de intimidación relacionada con Cuba” que «busca asustar al público con leyendas sobre bases militares chinas que no existen y nadie ha visto».

No es la primera vez que Fernández de Cossío sale al paso a estas informaciones. Hace un año también reaccionó a otra publicación en el mismo medio sobre un supuesto acuerdo entre Cuba y China, en materia militar, para la instalación de una base de espionaje y dijo que se trataba de «calumnias fabricadas por funcionarios estadounidenses».

Estados Unidos alerta por posible colaboración de espionaje entre Cuba y  ChinaLa cancillería china no se quedó atrás, y a través de su portavoz Mao Ning, negó lo de las bases de espionaje y lo calificó como un cuento de Washington.

La diplomática dijo que China y Cuba mantienen una relación fraternal, como «un modelo de ayuda mutua entre naciones en desarrollo», sin «intenciones de perjudicar a terceros».

Según el informe del gobierno estadounidense, las supuestas base de espionaje chinas en Cuba estarían destinadas, sobre todo, a las escuchas electrónicas, y una de las cuales estaría ubicada a unos 110 kilómetros de la base naval de Guantánamo, el enclave que tiene Estados Unidos en la costa sur oriental de la isla desde principios del siglo pasado.

A pesar de la negativa de Cuba y China de que hay bases de espionaje del país asiático cerca de La Habana o en las cercanías de la Base Naval de Guantánamo, la población cubana se da cuenta de que algo hacen los chinos en Cuba desde hace algún tiempo.

En Matanzas, por ejemplo, es habitual ver un grupo de chinos, acompañados por oficiales de las Fuerzas Armadas cubanas, aunque estos últimos vestidos de civil, recorrer a ciudad. Los fines de semana, siempre con la misma compañía, se les puede ver en Varadero.

Algo hacen y algo para lo cual esconden lo motivos oficiales, porque si no hubiera problemas, los chinos, que son militares, y los militares cubanos que los acompañan, estuvieran de uniforme, y no escondidos como civiles.

Algo hacen en Cuba. Cuba se presta, como se prestó su gobierno para la llegada de una flota rusa que incluía un submarino nuclear.

Este puede ser el primer capítulo de una historia cuyo final nadie puede imaginarse.

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