Redacción Internacional
La Paz.- El presidente izquierdista boliviano, Luis Arce, dijo a Reuters el viernes que el apoyo en las calles había fortalecido a su gobierno después de un fallido golpe militar hace apenas unos días y que seguiría trabajando hasta su último día, en una de sus primeras entrevistas desde el dramático ataque.
El tranquilo economista se convirtió en el centro de atención mundial el miércoles cuando unidades militares rebeldes tomaron la plaza central de La Paz y embistieron una puerta del palacio presidencial con un vehículo blindado para permitir que los soldados entraran corriendo.
Acompañado de soldados armados, un general rebelde, Juan José Zúñiga, había exigido una reestructuración del gobierno. Arce había advertido que el país sin salida al mar, de unos 12 millones de habitantes, se enfrentaba a un golpe de Estado y llamó a sus partidarios a movilizarse.
Cara a cara ordenó al general que dimitiera y horas más tarde, cuando el apoyo al golpe se desintegró, los soldados se retiraron.
Desde entonces, Zúñiga y decenas de personas más han sido arrestadas. El ataque es el intento más dramático de derrocar al gobierno en Bolivia en los últimos años, a pesar de su historia variada con alrededor de 190 intentos de golpe en sólo dos siglos.
«El apoyo de la gente en las calles y el apoyo internacional que recibimos nos ha fortalecido para estar aquí nuevamente y continuar nuestro trabajo», dijo Arce, un estudiante de Karl Marx al que se le atribuye haber impulsado los «milagros económicos» de Bolivia a principios de la década de 2000 como economía. ministro bajo el icónico líder Evo Morales.
«Para nosotros no ha cambiado absolutamente nada (…) Vamos a seguir trabajando hasta el último día», dijo en la sede del gobierno en la capital política del altiplano, La Paz, donde soldados armados habían irrumpido a pocos metros de distancia días antes.
Arce y Morales, aunque ambos pertenecen al mismo partido socialista MAS y antiguos aliados, se han convertido en feroces rivales. Morales, quien renunció en 2019 después de que una elección disputada provocara protestas violentas, quiere derrocar a Arce en las elecciones presidenciales de 2025.
Arce, de 60 años, reconoció las tensiones financieras sobre la economía boliviana productora de gas, lo que ha provocado una escasez de dólares, gasolina en los surtidores y una creciente insatisfacción de los votantes.
«Hay una falta temporal de liquidez de dólares estadounidenses», dijo Arce, añadiendo que su administración había tomado «varias medidas» para resolver el problema, sin dar detalles.
El presidente culpó a «intereses externos e internos» de sumarse a las presiones económicas del país, «que no les gusta que estemos industrializando nuestros recursos naturales», en referencia al gas del país y a las enormes, pero no explotadas, reservas de litio.
«No les gusta que hayamos asumido una posición muy soberana en la economía nacional». (Reuters)
