Por Mario Muñoz ()
La Habana.- Robertlandy Simón y Wilfredo León constituyen un ejemplo del debate hoy en Cuba, como puede ser vinculado al éxito o no en la química, la física, el deporte, la música de cualquier joven de hoy.
Me encontré a un científico cubano, joven, biólogo en el NIH ( Instituto Nacional de Salud) de Estados Unidos, hace unos años, tronco de científico, tronco de institución médica, lo invitaron a trabajar allí y es feliz haciéndolo, así hay unos cuantos por todo el mundo; he visto a excelentes artistas cubanos, lo mismo músicos, actores que pintores viviendo en otros lugares, también ejemplos de Cuba.
Seguro estoy que hubieran querido seguir aquí, pero llegó un momento en que no les dió la cuenta y no les importó, o les importó mucho y así y todo se marcharon.
Se cansaron porque no los escucharon, perdió sentido, así que abandonaron. Es sencillo. No por eso dejaron de querer a Cuba, pero cuando compiten por otro lugar lo hacen con la misma seriedad y orgullo que lo hicieron por su patria, su bandera y su gente.
Para mí, cuando ganan, sea con el equipo que sea, también ganó Cuba. O solo queremos a nuestra gente y ganamos cuando nos conviene. Hubiera querido tener a León de nuestro lado de la cancha, como muchos otros jóvenes en otras esferas, pero lamentablemente no pudo ser.
Nada más lejos que un León polaco. Quiero seguir creyendo que hubiera preferido seguir siendo un León cubano. Va y alguna vez logramos que de nuevo juegue con su casa.
Culpas hay de todos los bandos. Vivimos en un país donde camiones de cubanos intentan, calladitos, sin llamar la atención (y hasta no) de recobrar sus ancestros españoles, y el pasaporte, claro; convertirse de la manera posible en estadounidenses, mexicanos, venezolanos, serbios, rusos, australianos… hasta en esquimales (no los crítico) y la emprendemos con León, que hace lo mejor que sabe hacer y no esconde su descendencia cubana, donde quiera lo dice.
Por favor, dejemos la doble moral. Mira que conozco a unos cuantos/as ultras sacando visas, aunque no creo que vayan a reinar en la pradera.
