Por Carolina de la Torre ()
La Habana.- Quisiera llamar la atención sobre algo que no hemos tratado lo suficiente, porque son decenas los problemas y desastres que enfrentamos: las calles de La Habana (no estoy segura cómo es la situación en otras provincias) están llenas de basureros desbordados y rotos y de basura amontonada. Son lomas de basura que con la lluvia no sólo albergan mosquitos y otros insectos, sino que también navegan por las calles inundadas.
¿Qué va a a ocurrir cuando lleguen los ciclones?
Cuando lleguen los ciclones será peor que lo que ahora vivimos. Esto me lleva de nuevo a un tema que muchos han tratado en repetidas ocasiones: ¿en qué invertir los pocos recursos del país?
No voy a hablar de problemas macroeconómicos ni de los criticados hoteles que suben mientras la ciudad se cae, sino de cosas evidentes y cotidianas.
¿Acaso las decenas de encuentros, asambleas, plenos, congresos, seminarios, balances, etc. no cuestan dinero? ¿Acaso esos eventos, además de insistir en la «formación política» y lealtad de los «participantes» (sería largo explicar aquí lo que significa participar) resuelven problemas concretos urgentes?
Para realizar estos eventos, además de caravanas, movilizaciones, réplicas de desembarcos, simulacros de asaltos y otros acontecimientos políticos, hay que invertir mucho dinero. Se transportan personas, se alojan, se le fabrican pullovers, se les alimenta y se invierte tiempo en que los participantes y organizadores dejan de trabajar, de producir. Todo esto es gasto público, como también es gasto público el empleo de agentes de la SE y la policía para vigilar, encerrar y reprimir a los que son críticos y «sospechosos».
Pero los basureros siguen ahí propiciando enfermedades que luego cuestan más que la recogida de basura.
Solo estoy hablando de la basura, las lluvias, los bis deanunciados ciclones y el presupuesto (ya sé que hay cientos de otros problemas). Hablo de un tema urgente que necesita recursos para evitar otros desastres. Esa basura obstruye los tragantes de la ciudad -donde eso no debería ocurrir porque una gran parte desemboca en el mar- generando inundaciones aún más severas y propiciando que entre en nuestras casas contaminando todo, afectando, además, los cimientos de las ya dañadas edificaciones, los carros y otros vehículos.
Seguro me faltan otras cosas relacionadas con la basura, pero creo que lo dicho basta para insistir en el tema. Emplear el presupuesto en prevenir gastos y males mayores debería ser una prioridad.