Por Manuel Viera ()
La Habana. Se derrumba un edificio en Playa, ante el agobio del tiempo, los elementos y la desidia de un gobierno inepto e inoperante. Es la imagen de un país que se derrumba en todos los sentidos.
Casualmente, ninguno de los responsables padece estos problemas. Todos, absolutamente todos, viven en casas con un estado constructivo óptimo en barrios como Siboney, Cubanacán o Kholy, cuando el código de ética que firman dice claramente que deben llevar una vida austera, sin privilegios.
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No conozco un solo dirigente de primer nivel que viva en un albergue o en un edificio en peligro de derrumbe.
Son males que están reservados solo para el pueblo humilde en un país destruido que se da el lujo de tener las fábricas de cemento y las industrias paralizadas.
Hoy un saco de cemento se vende en más de 7 mil pesos, o sea, por encima de los 20 dólares en un país donde no pocos ganan salarios que apenas llegan a los 10 dólares mensuales.
Se nos cae Cuba, destruida por el comején del socialismo. Se desmorona nuestra tierra en todos los sentidos posibles.