Tomado de MUY Interesante
Hace casi 700 años, después de encontrar un águila devorando a una serpiente, los mexicas decidieron fincar las bases de su capital imperial. Ésta es la historia de la fundación de México Tenochtitlan.
México DF.- La Ciudad de México está construida en un entorno lacustre. Hace 700 años, según las crónicas que se conservan de la Conquista, en lugar de asfalto, la tierra estaba cobijada por largas extensiones de agua dulce. Por designio de Huitzilopochtli, el magnánimo patrono de los mexicas, su pueblo llegó al centro de un islote fértil, en donde se posaba un águila sobre un nopal. En el pico, tenía atenazada una serpiente. Ésa fue la señal: ahí mismo, en el centro de un entorno rodeado por agua, iniciaría la fundación de México Tenochtitlan.
Aztlán era un lugar de blancura. Repleto de garzas, y difuminado por el vaho histórico, se asume que este islote era el hogar de los aztecas, que durante siglos veneraron a Mixcoátl, la Serpiente de las Nubes. Éste fue el altépetl, o cerro con agua, de donde Huitzilopochtli recogió a “sus ungidos”: el pueblo elegido para llegar a una nueva tierra prometida, explica el historiador mexicano Octavio Contreras Borceguí para Muy Interesante México.
Según el mito de la fundación de México Tenochtitlan, Huitzilopochtli sacó de Aztlán a sólo unos cuántos. “Huitzilopochtli ordenó a su pueblo […] que dejaran de llamarse aztecas”, el Museo del Templo Mayor, en el Zócalo de la capital mexicana, “porque a partir de ese momento serían todos mexicanos”. Por lo cual, guió a sus fieles hacia el sur, donde estaba el centro del Universo.
El peregrinaje sagrado duró varios meses. Algunas fuentes, registran que fueron años. Los aztecas se habían quedado atrás, en la mítica Aztlán. Ahora ellos, los mexicas, gobernarían el centro del mundo bajo el patronazgo del dios de la guerra. Su nueva capital imperial se llamaría México Tenochtitlan, el ombligo de la luna en el tunal entre pedregales, según la traducción de la Secretaría de Cultura.
El historiador mexicano Rafael Tena, así como algunos cronistas de la historia mexicana, sugieren que la pronunciación original de México Tenochtitlan era ‘Meshiko Tenochtitlan’. A causa de la invasión europea, el nombre se castellanizó hacia México Tenochtitlán, como tantas otras palabras nahuas. Además, por esta cercanía histórica y confluencia cultural entre los pueblos, es común que se confundan a los ‘aztecas’ con los ‘mexicas’. De raíz, ambas civilizaciones son casi opuestas: unos se quedaron el ‘el Lugar de la Blancura’, mientras que los otros salieron de ahí para fundar su propio imperio.
La tierra que repta y la Fundación de México-Tenochtitlan
Los primeros años tras la fundación de México, Tenochtitlan no fueron fáciles para el pueblo mexica. Inspirados por la fuerza bélica de Huitzilopochtli, explica el portal del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH), “no tuvieron un asentamiento fijo por su condición de extranjeros y por conflictos internos”. Otras civilizaciones que ya estaban ahí, como los xochimilcas, los recibieron con distancia. Y no por casualidad.
Al llegar, dicen los códices que llegaron a nuestros días, los mexicas sacrificaron a la hija de uno de los señores de Culhuacán, en el lago de Texcoco. Esto y otras disrupciones en las tierras de otros les ganaron el descontento de sus nuevos vecinos. E incluso, documenta el CCH, “provocó su exilio en unas pequeñas islas situadas en una región pantanosa del lago Texcoco”.
Por eso, cuando los mexicas ingresaron al Valle de México, no encontraron un lugar para fundar su nueva capital de inmediato. En medio del caos y la incertidumbre, Huitzilopochtli se apareció en el sueño de uno de sus sacerdotes. Y así se dirigió a él, documenta el Instituto Mexicano de la Radio (IMER): “Como yo prometí, pueden ver en este lugar, donde yo los he traído, la hermosa águila sobre el tunal y alrededor de él mucha cantidad de plumas de los pájaros con que esta águila se sustenta, y a este lugar donde hallen el tunal con el águila encima, le pongo por nombre Tenuchtitlan”.
Huitzilopochtli vestido de águila
Al día siguiente, dice el mito de la fundación de México Tenochtitlan, Huitzilopochtli se convirtió en águila. En esta forma alada, como el dios de la guerra y la representación de la fuerza del Sol, podría indicar el lugar exacto donde estaba la tierra que les había prometido a sus seguidores. Se posó sobre un nopal abundante y atenazó una serpiente vigorosa.
Fue así como México Tenochtitlan se convirtió “en el sitio neurálgico de todo un país”, enfatiza el IMER. Y así lo sigue siendo, en muchos sentidos: hoy la conocemos como la Ciudad de México, la actual capital del país. El emblema de la bandera nacional sigue haciendo alusión a este episodio, cuando Huitzilopochtli se convirtió en águila para guiar a los mexicas.