Por Pucho Oroza
Varadero.- El maratón es una de las pruebas por excelencia del atletismo. Los cubanos hemos tenido buenos corredores, quizás no de nivel mundial, pero sí resultados, sobre todo a nivel Panamericano.
Atletas cubanos, han ganado un botín continental de cinco títulos, dos medallas de plata y tres de bronce, ubicando a Cuba como tercera en el medallero histórico de la prueba, con Brasil (8-2-4) y México (5-4-5), delante.
Nuestros Campeones han sido: Rigoberto Mendoza (Cali- 1975), Radamés González (San Juan-1979), Alberto Cuba (La Habana-1991), Mariela González (Río de Janeiro-2007 y Ericher Pérez (Toronto-2015).
Hoy les hablaré de tres fondistas cubanos, cada uno con una historia diferente.
Félix “El Andarín” Carvajal nació en La Habana el 18 de marzo de 1875 e hizo su leyenda en los Juegos Olímpicos de San Luis 1904. La historia refiere que a los cinco kilómetros del recorrido ya llevaba una ventaja que le hubiera permitido conquistar el título, pero el hambre de llevar días sin poder comer lo hizo apartarse de la ruta para comerse unas manzanas verdes que encontró a la orilla del camino. Las frutas le provocaron un fuerte dolor de estómago y diarreas, por lo cual tuvo que abandonar el recorrido en varias ocasiones, pero con todo y eso llegó a la meta en cuarto lugar.
Tras los Juegos Olímpicos de 1904, “El Andarín” continuó sus logros deportivos, cosechando más de 57 galardones que quedaron registrados en la edición del 10 de junio de 1916 de El Heraldo de Cuba. En 1928, ya con 53 años, logra la proeza de darle cuatro mil 375 vueltas a la Manzana de Gómez, en La Habana Vieja, y dos años después, con 55 años, cubrió ida y vuelta los mil 100 kilómetros por carretera entre Guane (Pinar del Río) y la ciudad de Santiago de Cuba.
Rosie Ruiz Vivas nació en la Habana el 21 de junio de 1953, y emigró a los Estados Unidos en 1962. Su verdadero nombre era Rosie Marie Ruiz. La cubano-americana ganó el afamado maratón de Boston en 1980, con el tiempo femenino más rápido en la historia de la prueba, 2.31.56 h.
Pronto, comenzaron a surgir detalles sospechosos. Los competidores dijeron que no la vieron durante la carrera, la gente aseguró haberla visto cerca de la línea del metro, y estaba el hecho de que cruzó la línea de meta sin una gota de sudor o una señal de fatiga. Ningún participante recordaba haber corrido junto a la atleta que llevaba el dorsal W50.
Poco después se comprobó que Rosie había viajado todo el camino en subterráneo. Perdió el título y desapareció, pero emergió dos años después por malversar U$S 60 mil a una compañía. Y de la gloria pasó su fama a estafadora.
Alberto Salazar nació en La Habana el 7 de agosto de 1958, y ningún cubano ha superado sus marcas en los cinco mil metros (13:11.93), 10 mil m (27:25.61) y Maratón (2:08:52).
Sin embargo, fue en el año 1982 cuando se convirtió en una verdadera leyenda, ganando por tercera vez, de forma consecutiva, la Maratón de Nueva York y ese año la Maratón de Boston, además obtuvo la medalla de plata en el Campeonato Mundial a Campo Traviesa de 1982, celebrado en Roma, en la prueba de carrera sénior.
Con su victoria en 1982 en Nueva York fue la última vez que alguien de los Estados Unidos ha ganado este evento. Durante sus seis años de carrera logró establecer seis récords nacionales. En 1994, 10 años después de comenzar con algunas enfermedades respiratorias, ganó el ultra-maratón de Comrades en África (una competición de casi 54 millas).
Desgraciadamente su nombre se vió empañado de mala forma, cuando, ya una vez como entrenador, fue acusado de abuso sexual sobre algunas de sus alumnas.