Por Esteban Fernández Roig
Miami.- Una tarde llegué de la calle, mi padre estaba sentado en el portal de la casa del Residencial Mayabeque. Me senté en el sillón contiguo. Comencé a hablarle; casi le estaba dando una “conferencia”. Él me escuchaba atentamente, se sonreía, a cada rato se llevaba el tabaco “Pita” a la boca, y lanzaba una bocanada de humo.
Parecía orgulloso de mi disertación. Terminé mi perorata con estas contundentes palabras: “¡Sí, viejo, a esto puedes ponerle el cuño, es una gran verdad, es la Biblia”…
Se puso pensativo y me preguntó: “Estebita y ¿en qué te basas para asegurarme que eso es absolutamente cierto?”
Y muy seguro de mi mismo le respondí: “¡Pues es muy sencillo, papá, PORQUE LO LEÍ EN EL PERIÓDICO!”
No me respondió, se levantó y se fue al cuarto de “desahogo” donde él tenía periódicos antiquísimos, revistas Bohemias y Selecciones.
Regresó con un periódico “Hoy” y me dio leer un largo mamotreto del comunista Juan Marinello y me dijo: “Léelo un par de veces y llámame cuándo termines”…
Cuando volvió me preguntó: ¿Qué te pareció?” Y le dije: “Este señor expresa muy bien sus ideas, y cuando sale en el periódico tiene que ser verdad”…
Entonces me entregó un periódico “Prensa Libre” y me dijo: “Chico, ahora lee esta publicación de Humberto Medrano, habla del mismo tema y tiene un punto de vista totalmente disímil al de Marinello”…
Y estuve cien por ciento de acuerdo con Medrano, es decir que -debido a mi inocencia- los dos me parecieron correctos en sus planteamientos desiguales y antagónicos.
Mi padre regresó y me dijo: “Moraleja, olvídate de lo que dicen en los periódicos y en los libros, el papel lo aguanta todo, analízalo todo por tu cuenta, estudia a quien lo escribe, saca tus propias conclusiones y no creas a pie juntillas todo lo que leas”…
Y aprendí una gran lección: Un buen escritor puede convencer a los incautos de comprar nieve en Alaska y arena en el desierto.
En la actualidad no creo en cantos de sirena, pongo en tela de juicio todo lo que leo, averiguo la vida, el “background” y los antecedentes del que subscribe el texto.
Hoy no necesito releer eso dos ensayos en “Prensa Libre” ni en “Hoy”, ni recordar lo que escribieron, para estar cien por ciento de acuerdo con el gran Medrano y tirarme tres vientos por todo lo redactado por el “ñangara” Marinello y por el libelo “Hoy”.
Y muchas más trompetillas para “Cien Años de Soledad” por la mancha negra del autor de haber sido íntimo amigo de “Bola de churre”…