Por Aníbal García ()
La Habana.- En el mundo del periodismo oficialista todos conocen a Joel García León y saben de lo que es capaz de hacer, de sus habilidades para ascender, aunque tenga que serruchar pisos para conseguirlo.
Según información de última hora, caliente aún, acaba de dar otro golpe más y en breve asumirá como director de Trabajadores, un diario digital aburrido, en el que ha escrito por 20 años de temas deportivos, y en el cual se convirtió en la mano derecha del director, Alberto Núñez Betancourt, a quien también dejó flotando en el aire.
Yo creo que vale la pena hacer un poco de historia sobre la vida y la carrera de Joel García León, de quien hay que decir que siempre le cayó muy bien a la dirigencia, incluso a Fidel Castro, quien, cuando estuvo listo el edificio de Infanta y Manglar -el llamado Fama y Aplausos- le dio un apartamento a Yoel y a su esposa, la cual, por aquel entonces, trabajaba en Radio Reloj, antes de irse al Comité Central.
Allí no le daban casa a cualquiera. Tenían que ser muy chicharrones para merecer vivir en aquel lugar, donde había guardia de seguridad, encargados de los ascensores, de recoger basura, y coincidir con ministros y otras personalidades. Allí fueron a vivir los más babosos del gremio de periodistas: Rosa Miriam Elizalde, Rogelio Polanco, Randy Alonso, Juvenal Balán, Rodolfo García y Joel García. Parafraseando a Taladrid… saquen ustedes sus conclusiones.
El ahora director de Trabajadores había formado parte de aquel grupo de estudiantes que se graduaron sin hacer tesis de grado, porque a ellos los enviaron durante seis meses a los lugares donde estaban las misiones médicas, por una idea de Fidel Castro, que ya sabemos que cada vez que iba al baño hacía de las suyas. En ese grupo estuvo una amiga entrañable de García, la ahora embajadora Liurka Rodríguez, tan ladina como el personaje de marras.
Joel García se fue a Trabajadores. Ese viaje, aun siendo estudiante, al exterior lo hizo pensar y se convenció de que si quería una vida diferente a la del resto de sus colegas, no tendría otra opción que hacerlo en el mundo del deporte, cuyos reporteros salen cada año a diferentes eventos. Pero tenía un gran escollo: en Trabajadores era dueño y señor de la página deportiva el veterano Abelardo Oviedo Duquesne, un exbaloncestista que escribía super mal, pero disfrutaba del apoyo de la directiva del semanario y de los que aprobaban los viajes en el Comité Central.
También estaban allí Julio César Mejías, que hacía el béisbol y Ruden Tembrás, el mismo que hace unas semanas quitaron como director de Jit, el semanario del INDER.
Yoel y Rudens se confabularon para sacar a Mejías, porque el béisbol era el deporte que quería Joel, sobre todo porque la pelota daba muchos más viajes: Clásicos, Mundiales, Copas Intercontinentales, además de los llamados juegos múltiples: Centroamericanos, Panamericanos, Olímpicos.
Mejías cayó fácil. Era -o es- demasiado hablador y él mismo se puso la soga al cuello. Oviedo ayudó a que Mejías se fuera a cualquier lugar, pero no se dio cuenta de que al poner la cabeza de Mejías en la bandeja, la suya entraba en la cola, y así fue. Poco después, una jugada sucia de Ruden y Joel, este último como cabeza pensante, terminó por enterrar a Oviedo, y Yoel se quedó como jefe, con todos los poderes. Para asegurarse aún más en el puesto, terminó por sacar a Rudens, que se refugió en Jit.
Por ese entonces asumió un cargo en la dirección de la Unión de Periodistas (UPEC) de La Habana, pero se negó a ser profesional, porque había viajes, pero cuando llega Alberto Núñez de director, y viendo -porque lo sabe todo, lo ve todo, lo pregunta todo- que Oscar Sánchez era subdirector de Granma y también viajaba a eventos deportivos, Joel puso su mirada más arriba. Iba a por Alberto. Y lo acaba de conseguir.
Lo acaban de nombrar director de Trabajadores, y a Alberto, como no hizo nada -ni bueno ni malo- como para que lo quitaran, el Departamento Ideológico lo mandó a dirigir Bohemia, la que fue en su día la mejor revista de América Latina, que tenía suscriptores en más de una decena de países -hasta en España- y que ya nadie lee.
Todavía no se ha hecho oficial el nombramiento de Joel, pero en unas horas lo sabrá todo el mundo, y dará pie a cuchicheos y será comidilla de pasillo, porque este personaje es, por mucho, el más ladino y sucio de cuantos trabajan para los medios del gobierno en Cuba.