Por Madelyn Sardiñas Padrón
Camagüey.- La alimentación es la más elemental de las necesidades de todo ser vivo. No es posible garantizar una vida digna sin asegurar el acceso a una alimentación adecuada. Alimentarse en Cuba casi se ha convertido en un lujo que muchos no pueden costear.
En condiciones normales de suministro de la canasta familiar normada y suponiendo que una persona come cinco veces con cada libra de arroz, los cubanos necesitan comprar cinco libras adicionales para completar las sesenta comidas del mes. Con el precio (160 CUP) de la última vez que fui al agro-boutique hace dos semanas, esto significa emplear 800 CUP sólo para comprar el arroz. ¡Y este es únicamente el ejemplo del arroz! Los precios del resto de los alimentos está igualmente por las nubes.
Es 18 de junio y, al menos en Camagüey, lo único que se ha distribuido de esa canasta es la sal. Por tanto, las personas han tenido que comprar el arroz de las comidas de los días ya transcurridos a ese precio, lo que significa haber empleado 1120 CUP per cápita. ¿Qué salario aguanta esto? ¿Cómo hacen los padres y los que tienen adultos mayores y personas con discapacidad a su cargo, para garantizar una alimentación balanceada a sus protegidos? ¿Cómo se las han arreglado los pensionados que cobraron sus chequeras a mediados del pasado mes?
A todo este caos alimentario súmele los apagones.
En el pasado mes de marzo, pobladores de algunas zonas del oriente del país protestaron en las calles exigiendo comida y corriente. Y es que no dejan otras alternativas. Los dirigentes del país parecen creer, que informar cuándo llega el barco con el arroz, publicar un programa de apagones o, simplemente, ofrecer explicaciones nutren al cuerpo, conservan los alimentos o mueven las aspas de un ventilador, por sólo mencionar algunos ejemplos. Culpar al “bloqueo» ignorando su propia responsabilidad es el clásico modo “zafar» del problema que ellos mismos crearon.
Como resultado, más de medio millón de cubanos se ha sumado en una estampida migratoria sin precedentes en nuestra historia.
Por eso afirmo, una vez más, que si el partido comunista, único, no es capaz de garantizar un desempeño económico próspero y sostenible, que todos los cubanos tengan empleos acordes con sus competencias y reciban salarios que les permitan cubrir sus necesidades, ni el acceso de todos a los alimentos y medicamentos y, encima, reprime a todo el que reclama sus derechos, mucho menos será capaz de cumplir la promesa de prosperidad individual y colectiva, ni de mantener la unidad nacional que se establecen como fines esenciales del Estado en el artículo 13 de la Constitución vigente.
Y esto último sólo puede solucionarse con otra Constitución; una que no otorgue la facultad de dirigir el Estado a ningún partido político.
Hoy, como cada 18, estoy sentadita en el Parque Agramonte de mi natal Camagüey en son de protesta para NO MORIR CON LOS BRAZOS CRUZADOS, porque algo hay que hacer para librarnos del desastre en que ya estamos.
PROTESTO contra las disímiles y denigrantes formas de discriminación y represión de las que somos víctimas todos los que expresamos opiniones críticas públicamente. Estas formas incluyen la violación del derecho al trabajo y a la educación, diversas formas de reclusión, acoso policial, amenazas a familiares y amigos, descrédito público, destierro, entre otras.
PROTESTO contra la indolencia del partido único que permanece inmóvil ante una estampida migratoria que separa a las familias cubanas; que condena a todo un pueblo a vivir en la miseria y nos convierte en parásitos de quienes emigran y/o en delincuentes comunes para poder sobrevivir.
PROTESTO contra la mentira, la manipulación y la hipocresía con que pretenden mostrar al mundo una Cuba totalmente diferente a la que realmente vivimos.
PROTESTO contra las abusivas condenas a todos los que se manifiestan en contra de un régimen que se dice socialista, pero que en realidad no es otra cosa que una dictadura totalitaria que se mantiene a base de represión militar y mediante un sistema judicial que está muy lejos de ser justo.
PROTESTO contra una ley electoral que garantiza la ausencia de representatividad del pueblo en el órgano legislativo. El partido no representa al pueblo; sólo el 7% de toda la población cubana milita es ese partido, mientras que esta ley asegura que al menos el 51% de sus miembros pertenezcan a dicha organización.
PROTESTO contra el continuo empobrecimiento a que someten a este pueblo con sus erradas medidas económicas, a pesar de las advertencias y las soluciones aportadas por numerosos y prestigiosos economistas cubanos.
RECLAMO una Asamblea Constituyente verdaderamente representativa de todos los sectores sociales y políticos de la nación, que elabore una nueva Constitución en la que no haya partido único y en la que se dignifique a todos los cubanos como los seres humanos que somos, por encima de cualquier ideología política.
RECLAMO otra ley electoral; una en la que el pueblo nomine directamente a sus representantes al máximo órgano legislativo y vote para elegir a su presidente.
RECLAMO otro órgano legislativo; uno que represente al pueblo y no al partido único, que funcione a tiempo completo y no deje en manos de 18 personas la facultad de decidir por más de catorce millones de cubanos sin siquiera consultarles, que se ocupe realmente de cuidar el patrimonio del pueblo y que sea capaz de generar leyes que respeten los derechos humanos de todos y cada uno de los nacidos en esta tierra y sus descendientes.
RECLAMO un poder judicial libre de dogmas ideológicos de cualquier índole, con verdadera independencia para actuar conforme a la ley.
RECLAMO una prensa libre que responda únicamente a la verdad, que merezca la contribución que recibe de ese mismo pueblo al que engaña y manipula.
RECLAMO la liberación inmediata y sin condiciones de todos los presos políticos y el cese del hostigamiento a ellos y a sus familiares y amigos.
RECLAMO la dimisión de todos los integrantes del poder ejecutivo. Ninguno ha sido capaz de encausar el rumbo de esta nación hacia el progreso y algunos hasta han manifestado públicamente no tener idea de cómo hacerlo, lo que demuestra su incapacidad para lograrlo.
Reafirmo, además, la DECLARACIÓN DE CAMAGÜEY publicada en LA HORA DE CUBA el pasado mes de marzo.
