UN ANÁLISIS SOBRE LA CHARLA -Y LAS MENTIRAS- DEL PRESIDENTE MEME

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFEUN ANÁLISIS SOBRE LA CHARLA -Y LAS MENTIRAS- DEL PRESIDENTE MEME

Por Jorge Sotero ()

La Habana.- Cada una de las apariciones públicas de Miguel Díaz-Canel da para un montón de memes, ya sea por el contenido de lo que dice, o por la forma, porque si fértil tiene la imaginación, limitado es su dominio del idioma, y mucho más limitada su capacidad de oratoria, incluso cuando le habla a estudiantes del país que supuestamente nos bloquea y que se encontraron con él para escuchar sus versiones.

Mal arrancó cuando dijo que en Estados Unidos no había democracia, por aquello de los dos partidos y las decisiones que toman los presidentes de uno y otro, y pasó por alto la segmentación de poderes, algo de lo cual no tiene la más mínima idea, porque en Cuba ni el presidente manda, y mucho menos tiene poder la Asamblea Nacional, mientras el poder judicial está sometido a la voluntad del Partido comunista, y ni hablar de los medios de prensa.

Mal, muy mal por el Hombre de la Limonada, que viene de hacer de las suyas en Las Tunas, donde exhortó a los lugareños a «guapear la comida», sin darles lo medios y las vías para hacerlo. Fue como un sálvese quien pueda, porque al final lo que entre por la canasta básica supuesta, «tiene que ser pa má».

A los estudiantes les habló de los derechos civiles, de Martin Luther King o Malcolm X, como si él hubiera leído sobre ellos o conociera su ideario, o las causas por las cuales ambos lucharon y perdieron la vida. También recordó su estancia en Nueva York y cómo se encontró con jóvenes que lo apoyaban, en un reto al gobierno de aquel país, algo que en Cuba es totalmente imposible.

En el encuentro llevó una kufiya, la especie de bufanda a cuadros que usan los palestinos desde la intifada y que le obsequió una estudiante, que también le lucía ridícula, porque a él todo le queda ridículo, o él lo provoca. Es un presidente desabrido, incoloro, un tipo que llegó a la silla presidencial por la voluntad de Raúl Castro, que consciente de que quedaba poco en este mundo, escogió al más dócil de sus delfines para ponerlo en la silla presidencial y para que diera la cara a los problemas, que cada vez son mayores.

Hubo un momento de la charla en la que negó rotundamente que Cuba exportara revoluciones. Se le podría haber hecho un par de preguntas, sobre por qué mandaron a Jorge Ricardo Massetti a Argentina, al Che Guevara y una guerrilla a Bolivia, o a un grupo a  Venezuela. O por qué abastecieron a la guerrilla salvadoreña, o se convirtieron en el apoyo absoluto de la nicaragüense, que triunfo en julio de 1979 y que al retorno al poder, unos años después, se convirtió en una tiranía, como la de La Habana, influenciada por los Castro, que son sus tutores.

Hubo un momento en que, refiriéndose al gobierno de Estados Unidos, dijo que «no conciben que haya personas en el mundo que tengan otra manera de pensar», y uno se podría preguntar si ellos, en Cuba, permiten que otros cubanos tengan otra manera de pensar y lo manifiesten.

Con los estudiantes estadounidenses, estaba a su aire, porque allí nadie lo iba a cuestionar, ninguno le iba a preguntar nada complicado, ni iba polemizar con él. Fue un diálogo amistoso, casi entre amigos, que solo querían conocer los puntos de vista del presidente de un país, sin saber que el hombre que les hablaba es un político limitado y un administrador ineficiente.

Dijo que cuando en Estados Unidos hay problemas, acuden a las guerras. Y no dijo que cuando el gobierno cubano se ve en problemas, abre puerto marítimos o terrestres, incentiva el éxodo de los cubanos, o después reprime.

Encuentro de Díaz-Canel con jóvenes que están cambiando el mundo |  Presidencia y Gobierno de la República de CubaSe explayó hablando de Estados Unidos, y cada vez que se refería a los palestinos casi lloraba. Pero también es un pésimo actor. Eso de que los palestinos son como sus hijos, no se lo cree nadie. Porque los cubanos sabemos que a él no le interesan ni los jóvenes cubanos. Eso sí, los palestinos que estudian en Cuba sirven como bandera política y no hay nada a lo que puedan sacar ventaja en La Habana que no lo hagan y luego no alardeen de ello.

Se preguntó «¿como reconstruimos Palestina, cuando se acabe esa guerra?», como si Cuba fuera a colaborar en la reconstrucción de Gaza o Rafah, cuando no tienen recursos ni para evitar los derrumbes en La Habana.

Más del 72 % de los cubanos vive en la pobreza y recurre a los sobornos  para sobrevivirY por supuesto, habló de la asfixia económica y la intoxicación mediática. Dijo que hay una Cuba en las redes sociales y otra real, como si los cubanos mintieran cuando dicen que hay hambre, represión, apagones, gobernantes y policías corruptos, crímenes, feminicidios, escasez de todo, de medicinas, transporte, maestros, médicos, vergüenza. Eso sí, dijo que «en Cuba no hay desaparecidos, no hay asesinatos, el pueblo participa y la mayoría de la gente tienen optimismo».

«Aquí se lucha todos los días, se superan obstáculos todos los días… Victoria genera victoria, y cuando se supera todos los días, tiene la victoria presente», dijo casi que orgulloso.

También enfatizó que el capitalismo no resuelve los problemas de la humanidad, porque, al parecer, el cree que el socialismo sí.

El encuentro se presta para todos los memes que se nos ocurran, para hacerle miles de preguntas. Pero sería demasiado extenso referirnos a todo eso acá, por eso lo dejamos donde siempre, en lo de la resistencia creativa, su eslogan para motivar a los cubanos a aguantar, a seguir soportando la más grande de las crisis que ha soportado el país desde el 28 de octubre de 1492, cuando Colón descubrió la isla.

Esquina Caliente transnacional - OnCubaNewsSus divagaciones son dignas de estudiarlas en las universidades del mundo, en todas las escuelas, sobre todo para que ningún país vaya a seguir, porque eso de que lo que consigue «el país con equidad, no lo consiguen otros más desarrollados».

Cuando buscamos comida, es comida para 11 millones de cubanos, no es poner comida en las vidrieras y que compre el que pueda y el que no que se muera de hambre… Nosotros buscamos comida, salud, educación, diversión para todos».

Cuba, la represión que no cesaAl final, habló de la unidad y disertó sobre la importancia en la victoria, en el típico discurso aprendido de memoria en la escuela del Partido Comunista, la Ñico López. Sin olvidar en algún momento salir para el solar, de donde no debió salir nunca, como cuando dijo: «¿Cuál es el cuento?», en referencia a la democracia y con tremenda guapería, algo típico en tipos como él.

Los estudiantes quedaron poco menos que hechizados con sus palabras. Algunos estuvieron absortos todo el tiempo. Al final, no son todos los presidentes del mundo los que tienen tiempo para dedicarle una hora y media a una charla con estudiantes de otro país, pero el de Cuba no tiene otra cosa que hacer. Por eso lo hace.

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