Tomado de Historia de la Literatura ()
La Habana.- La residencia londinense de Virginia Woolf reunió y dio nombre al conocido Grupo de Bloomsbury. Fue junto a varios de sus integrantes que Virginia protagonizó una de sus más increíbles anécdotas, engañando a la mismísima Armada Británica.
A principios de 1910, el comandante del buque insignia HMS Dreadgnought, recibió un comunicado de parte del Ministerio de Asuntos Exteriories que anunciaba la visita del Emperador de Abisinia.
Ante la noticia, se desplegó la alfombra roja y se alistaron los marines para la visita. Al poco tiempo, llegó el pintoresco y exótico grupo. El supuesto Emperador de Abisinia, vestido con túnica bordada y turbante, iba acompañado por sirvientes barbudos y un traductor. El traductor, era nada más y nada menos que Virginia Woolf, que se había cortado el pelo para el papel y hablaba una mezcla de inglés con swahili.
La «delegación» fue recibida con honores. Recorrieron la nave, inspeccionaron a la tripulación, e incluso le ofrecieron la «Orden de Abisinia» al comandante del navío.
Finalmente, el grupo fue despedido con gratitud con el «God save the Queen».
Días después, Virginia se encargó de divulgar la historia narrándola en detalle al Daily Mirror, y volviéndola en una de las más famosas burlas a la Armada Británica.
Foto: Portada Daily Mirror. Virginia Woolf es la primera a la izquierda.