¡AH! VIERNES…

LECTURAS¡AH! VIERNES...
Por Tania Tasé ()
Berlín.- Has tenido una semana particularmente compleja. Pa lo bueno y pa lo malo. Has disfrutado tiempo valioso con la persona que amas, un tiempo que no siempre tienes bajo control, no es planificable, intercambiable o posponible. Lo tomas, lo disfrutas, agradeces a todos los dioses y lo vives.
Todo eso sucede mientras trabajas, esta vez en horarios rarísimos que incluyen dobles turnos. Es una situación excepcional, sólo por una semana. Agradeces la deferencia y la confianza, mientras sientes que te exprimen hasta la última neurona y descubres que también tu energía es finita.
La mejor y también la peor de las semanas tiene un viernes. Piensas que vas a dormir a piernas sueltas. Nada de eso: acudes al llamado de amigos, cansada, pero dispuesta. Se pone bueno el ambiente. Te olvidas de calcular el camino de regreso a casa y exageras con el Whisky.
¡Todo bien!, dices cuando te vas. Viajas en el metro, todo ok.
Quieres caminar a casa y de pronto el suelo oscila, la calle hace olas como la playa y te dices que mejor coges el bus.
Vale, ya adentro ves lo que no quieres ver nunca en semejante estado y situación: tu vecino del segundo piso te saluda desde el fondo del bus. No puedes hacerte la loca: lo viste y te vio, además que el puto ómnibus está vacío. Respondes el saludo y te concentras en no hacer una fea figura cuando te bajes. Lo logras.
El vecino camina mucho más rápido que tú, pero hace tanto zig zag que llegan a la misma vez a la escalera del edificio. Tienes miedo porque ves los escalones moverse y los sientes como la arena mojada de la playa, hagas lo que hagas, te hundes cuando caminas.
Atinas a agarrarte de la baranda y piensas que vas a lograrlo porque ya antes lo hiciste cuando nadie lo calculó, en peores condiciones que no tenían nada que ver con el alcohol. Cuando nadie apostaba un centavo a que lo lograras. Respiras y asciendes.
Y de pronto no puedes seguir porque te partes de la risa. Has visto a tu ágil vecino subir en cuatro patas la escalera.
Moraleja 1: No importa cuántos whiskazos te metas ( con z o con s?, jonee Tania, ¿qué importa la ortografía si estás en nota?); siempre habrá alguien más borracho que tú en Berlin un viernes por la noche.
Moraleja 2: no hay otra manera de terminar una semana tan dura y tan buena, que hace que hasta el cemento parezca arenita de playa buena.
Les deseo buen fin de semana, gente.

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