Por Gretell Lobelle ()
Matanzas.- Quedé en mandarle la revisión del artículo en la mañana para darle el ok. Trabajo cómodo con ella, aprecio que hace disciplinarme. He tenido períodos de no verla pero siempre, absolutamente, está la necesidad de volver.
Me conoce bien. Muchos años vividos, historias de vida desde la universidad, F y 3ra, La Habana de los 90′. Nos hemos sostenido en momentos dulces y amargos. Está por encima de lo mundano y pedestre. Ni los jevitos que no hemos soportado en la otra nos han cambiado el pacto de ser red de apoyo.
Hago café. Nos texteamos. Faltan cosas mínimas. Ya tengo el código ORCID de la otra autora. Ando en la laptop que no tiene muchas prestaciones e inserto notas en el documento. Tengo armao el tinglao. Voy de descargar del fone a la laptop, arregla y devuelve al fone, sortea acceso, conexión de bestias y repetirlo one more time.
Envío los arreglos. Entre mensaje y mensaje, a la espera que me confirme recibido, le suelto mis pesares. Necesito vaciarme. Vomitar la sensación. A ella no hay que explicarle mucho porque decodifica hasta el ‘buenos días’ que le doy, con lo cual hay una especie de amparo que me es cómodo y tranquilizador.
Admiro su cualidad de decir, calmado y franco, de ponerte en perspectiva lo más complicado sin imponer, de no usar sentencias, centrarse en ti, despejando toda X del asunto, en ese momento es la hermana, la amiga, la socia y lo demás resulta irrelevante.
Más café. No despierto aún: el despertar necesario. Hay cosas que por más que las adornes son (como diría mi abuela) «verde con punta: guanábana». Hay que salir del embotellamiento dramático.
Estoy cerrando. El amor es bidireccional, si no es tremenda mierda. Hay que sentirse amada. Puedes amar desde el sentimiento y la conciencia más profunda, si aquello que regresa es mínimo, no tiene sentido ese amor. Entonces le suelto: me retiro de este amor, muerta de amor, prefiero destilarlo en amor propio, dejarlo conmigo.
Me lee. Hay una espera del otro lado que no me es extraña. Se toma su tiempo porque cuando dice es tajante y certera: «es doloroso pero hay que ser determinada en ciertas circunstancias».
Me hacía falta esa nota al margen, un punto y seguido. «Por cierto he visto que faltan dos referencias en la Bibliografía, López, 2015 y Escobar, Flores, Gómez, y Soto, 2012.
Y la vida, desde su infinita riqueza, continúa.