Por Anette Espinosa ()
La Habana.- Cuba es el país de los eufemismo, el lugar donde se encuentra siempre un nombre o una fórmula para que no suene nada tan crudo, como si al idioma le doliera que dijéramos las cosas como son.
Acabo de leer una nota sobre la detención de 78 personas en el puerto Guillermón Moncada, de Santiago de Cuba, «por estar involucradas en una red de desvío de alimentos destinados a la canasta básica». Y en esas líneas, en ese puñado de palabras, hay más de un eufemismo.
En primer lugar, los detenidos, presuntamente no estaban desviando nada a otro lugar, se lo estaban robando. Era más fácil decir que los habían detenido por robar alimentos de los destinados a… bueno, lo de canasta básica es otro eufemismo, y sobre ese tema hemos disertado en estas páginas recientemente. A pesar de eso, insisto en que unas libras de arroz, otras de azúcar, un puñadito de sal, media libra de aceite de la peor categoría y algún grano molido, que de café tiene poco, no puede ser considerado canasta básica en ningún lugar del mundo, salvo en Cuba, por un gobierno que también es un eufemismo.
El robo en el puerto de Santiago -que no el desvío- estaba sato, al extremo de que 59 personas están en prisión provisional, y otras 19 en casa, pero con medidas cautelares, lo cual quiere decir que en la rada santiaguera el robo es una profesión más, como lo es en toda Cuba, de Pinar a Guantánamo y desde la cúpula castrista hasta el más insignificante de los que tienen algo a su cuidado.
La nota del Canal Caribe dice que «en la operación, la Policía pudo recuperar un total de más de 60 toneladas de alimentos, entre ellos 33 de harina de soya, 22,6 de azúcar blanco, 3,8 de arroz y dos de frijoles negros», que destaca la labor de los principales ladrones del país -o unos de los principales-, los policías.
Incluso, el vicegobernador de la provincia insistió en aquello de «tolerancia cero», en un lugar donde, al menos, se robaron 60 toneladas de alimentos. Y eso fue lo que recuperaron, casi seguro hurtado en los últimos días. Cualquiera sabe las cantidades que se llevaron anteriormente y que vendieron en cualquier lugar, entre ellos en las mipymes.
Según los policías, en el puerto de Santiago de Cuba estaban involucrado en el robo hasta los encargados de cuidar, la única forma de salir con camiones cargados de productos sin que nadie notara la estafa, pero es bueno que esas cosas ocurran, porque, al final, esos alimentos van a parar al pueblo, que no tiene otras vías donde adquirirlos y recurre al cada vez más importante mercado negro -que ellos llaman informa-, ante la ineficiencia de un gobierno, que solo sirve para reprimir y controlar, y que no facilita nada más.
En las pesquisas en la rada santiaguera, se detectaron solo -insisto que solo- cinco hechos delictivos, solo dos en todo 2023, y entonces se me ocurre una pregunta: ¿por cinco robos -o desvíos, como dicen los medios- han metido presos a 59 personas? ¿No les parece una exageración o un eufemismo más?
Según la nota del Canal Caribe, “los hechos detectados tipifican conductas de delitos principalmente clasificados como el delito de malversación, falsificación de documentos públicos, apropiación indebida y receptación”, añade el fiscal. Estos delitos pueden conllevar penas de entre 8 y 20 años de prisión».
Y tampoco podía faltar el mensaje del Partido Comunista y del Gobierno, que «han instado a elevar la vigilancia y el control popular. Es imprescindible un papel más activo de las administraciones, así como garantizar la prevención efectiva y el control, así como actuar con firmeza en el marco de la legalidad contra cualquier manifestación de corrupción, conductas delictivas e indisciplinas sociales en aras de defender y proteger los productos destinados al pueblo. Es una misión impostergable, la responsabilidad es de todos y jamás habrá impunidad”.
Los que dirigen creen que con esos sermones habituales van a cambiar la forma de pensar de la gente, van a evitar que roben -no que desvíen- o que el país vaya a salir del barreno en el que ha caído. Cada vez habrá más robos, más delincuencia, y más guardianes, entre ellos policías, que se dejen comprar, porque la misión principal del ser humano es vivir, y en Cuba hasta sobrevivir es complicado, y esto si no es un eufemismo.
