Por Ulises Aquino Guerra ()
La Habana.- Con asombro he leído las palabras de la compañera hija del Che Guevara respecto a las Mipymes y el peligro que entrañan, según ella, para la seguridad nacional.
Resulta inverosímil acudir a los CDR a estas alturas para vigilar las nuevas formas de emprendimiento aprobadas por el estado cubano, máxime cuando los CDR no han podido resolver los problemas del abastecimiento de sus miembros en cada cuadra de este país.
Es lamentable escuchar cosas así a estas alturas, si pensamos como no se le ocurrió recomendar que la organización vigilara a los encargados de hacer llegar los productos a los jubilados y los niños, que muchas veces los reciben de la libreta hasta dos meses después y otros nunca llegan. Ese si es un asunto de máxima seguridad nacional.
Enerva sobremanera una crítica de esa naturaleza, sobre todo viniendo de ciudadanos que de ninguna manera han vivido la realidad del cubano de a pie.
Mucho se habla de otras formas de producción o asociación (Cooperativas y de otro tipo) que sean lo bastante distante de la forma de producción y acumulación capitalistas como posibilidades ante el desastre de la Empresa Estatal Socialista.
Yo no dudo de lo científico ni de lo apreciable de la forma Cooperativa de producción y de Asociación económica, ni de otras formas de producción empresariales.
De lo que sí dudo profundamente es que cualquier formación en la Cuba de hoy que huela a Socialismo pueda tener éxito. Porque en nombre del Socialismo se han hecho muchos discursos, se ha empleado tanto que lo han entronizado en la gente y se convirtió en sinónimo de miseria, de escasez, de necesidades, de apagones insoportables, de burocracia, de sociolismo, de incapacidad de producir, de mala utilización de los recursos de la gente.
De caprichos, de mutilación de todas las ideas, criterios y críticas que no provengan del discurso oficial. Por más que sean erradas, anacrónicas y simplistas.
Porque, además, niega la realidad preexistente, inocula miedo a pensar diferente. Terror a decir la verdad por las consecuencias. Provoca incertidumbre constante, y la necesidad de encontrar enemigos en quienes no lo son, aún cuando existen, y el embargo de Estados Unidos es uno de ellos.
Muy difícilmente se pueda reconstruir una sociedad cercana al Socialismo después de haber vivido tantas cosas como las que se han vivido.
No es porque el Socialismo sea mejor o peor, sino por la herencia que ha dejado en la memoria de varias generaciones.
Pienso que lo que sí es un deber patriótico hoy: reconstruir la nación en ruinas más allá de cualquier posición ideológica, porque necesitamos un país vivo y productivo.
Renunciar a la defensa a ultranza de posturas inamovibles que solo nos traerán más penurias.
No estamos en posición de exigir, sobre todo cuando se hace sin medir los profundos problemas del pueblo.
Estamos necesitados de negociar, de escuchar a todos los que puedan aportar para salir definitivamente de este marasmo interminable que cada vez más aleja al pueblo de aquello que fueron metas del socialismo hace más de 60 años y que por muchas razones no se cumplieron.
De no actuar dialécticamente viviremos sucesos muy duros, porque el verano en Cuba es demasiado caliente para vivirlo sin electricidad, sin transporte y con poca comida.
