Jeans Arias
Cienfuegos.- Los vecinos de las alturas superiores del 18 plantas de Cienfuegos viven una odisea desde el año 2014 y hasta el momento no reciben una respuesta gubernamental para, al menos, cambiar las tuberías y arreglar o poner un nuevo ascensor, dos de los problemas más complicados a día de hoy por parte de los habitantes del lugar.
La Dirección Municipal de Vivienda, entidad en dar una respuesta a las quejas, decidió detener la marcha del elevador por sus malas condiciones, sin embargo, los vecinos siguen utilizando el artefacto para subir o bajar, corriendo cualquier tipo de riesgos.
“Las puertas internas del elevador están oxidadas debido a los problemas hidrosanitarios del inmueble y, por tal motivo, una persona debe operar el ascensor desde adentro, por un salario bastante risible”, dijo una señora al diario digital castrista 5 de Septiembre.
En cualquier momento ocurre una desgracia en ese edificio. Vivienda no es capaz de resolver, aunque sea, un panel solar para darle funcionamiento al ascensor, un producto descontinuado y que el régimen no cuenta con piezas de repuestos.
Muchas personas pasan los 60 años y no pueden bajar a buscar los alimentos indispensables porque después es imposible subir tantos pisos por las escaleras. Es un desamparo total y no se ven soluciones inmediatas.
Toda obra arquitectónica lleva mantenimiento cada cierto tiempo, pero en Cuba nada de eso funciona. Si al 18 plantas de Cienfuegos acuden especialistas extranjeros a inspeccionar el lugar, lo declaran inhabitable. Bueno, el país entero tendrán que declararlo inhabitable, excepto Punto Cero, los hoteles y las casas de los diplomáticos.
Esto del edificio cienfueguero es solo un ejemplo de las infinidades de situaciones críticas del pueblo cubano. La isla está para cerrarla y declararla en peligro de derrumbe, pero sus gobernantes, como viven en otro planeta, continúan haciendo sufrir a millones de personas por un capricho de una familia con 65 años en el poder.