NADIE EN CUBA SOPORTA A DÍAZ-CANEL, EN PLACETAS TAMPOCO

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Por Enid Depestre ()

Placetas.- Miguel Díaz-Canel volvió a sus raíces. El presidente escogido por Raúl Castro para representar a Cuba por 10 años, volvió a estar en el municipio donde vivió hasta su juventud, y donde nadie lo puede ver. A los de su apellido la gente acá los odia, y no por los ancestros del mandatario, sino por él.

No quieren los placeteños ningún trato especial por haber sido la cuna del más incapaz de los presidentes que ha tenido el país. Ellos, como el resto de todos los cubanos, quieren que el mal del castrocomunismo se termine de una vez. No es motivo de orgullo alguno que Díaz-Canel sea de este municipio.

«¿Qué alguien me diga a qué viene a Placetas? El día antes de venir limpian las calles, recogen la basura, pintan (mal) los troncos de algunos árboles y el borde de los contenes, y llenan las escasas tiendas de cosas. En la tarde del día anterior no venden nada. Todo permanece cerrado para recibirlo al día siguiente. Y así una vez tras otra», comenta Lucila, una jubilada de la enseñanza media que se ha quedado sola desde que sus hijos y nietos se fueron a Estados Unidos por la llamada Ruta de los Volcanes.

Jorge Luis González, de Crucero Copey, es un ingeniero cincuentón que nunca ha visto la suya. «He trabajado siempre como un mulo y ni casa tengo. Mi madre adoraba a Díaz-Canel antes, cuando venía por acá con su pelo largo y aquella onda medio juvenil, pero después le cogió odio. Y yo nunca lo pude ver. Desde que dirigía la Juventud en la Universidad Central, sabía que era un farsante».

Radio Habana Cuba | Díaz-Canel de visita gubernamental en Placetas, Villa Clara«Este tipo nunca ha ido a una bodega. No sabe lo que es la libreta de abastecimiento. No puede ser un buen presidente un hombre que admite que su mayor éxito en la política fue llenarle la plaza Ernesto Guevara a Fidel Castro. De verdad que no sé lo que estaban pensando cuando lo pusieron de presidente. Por mí, que no venga más a Placetas. ¿Para qué?», comenta.

Jesús Peralta tuvo que venir a Placetas a buscar combustible para sus plantaciones y no pudo comprar porque en el Cupet esperaban a Díaz-Canel, que estaba por las cercanías, en un proyecto cerca de la Autopista Nacional, con eso de las tierras que les dieron a los guardias recién licenciados del Servicio Militar.

Peralta andaba insultado, porque vive solo con su hija, que tiene un bebé pequeño y no le gusta que pasen mucho tiempo solos en aquel campo cercano a la localidad de Báez: «Hay que esperar para comprar combustible, porque viene ‘el tipo’. Y a mí qué me importa que venga, si ni ese ni ningún otro resolverá nada. Solo viene a pedir, a hablar cuatro mierdas y luego se va a las casas de visita a tomar buenos vinos y a comer masas fritas. ¿Ustedes no ven la barriga que tienen todos?»

Peralta cree que la culpa de que Díaz-Canel gobierne es de todos los cubanos, pero primero de los villaclareños. «Acá le hacían honores desde que era dirigente del Partido. Le pusieron un helicóptero y se creía un tipo importante. Y al final todos sabíamos que no daba para tanto. Es un anormal completo. Y si alguien tiene dudas, que lo escuche hablar, que lo escuche leer en público, y ni hablar de lo que dice en inglés, o aquellas frases ilustres, como la de que ‘somos continuidad’ o ‘la limonada es la base de todo'».

Recorre Díaz-Canel municipio villaclareño de Placetas (+Audio y Fotos) - CMHW«Pero nada es eterno en este mundo», dice Peralta, que ya va por el tercer cigarrillo, y no sabe si subir a su tractor, acostarse debajo o volver a casa, como muestra de la incertidumbre que se vive en Cuba, incluso en los días en que el presidente anda en unos de sus famosos «recorridos».

En el centro de Placetas también hubo este viernes controles adicionales. No permitían jóvenes en las calles, recogieron a los pocos mendigos que quedan, les advirtieron a los opositores que si ponían un letrero o salían en algún momento los iban a trancar de por vida. Todo eso mientras cientos de agentes y chivatos se pavoneaban por la llamada Villa de los Laureles, con pistolas vacías, que dejaban ver debajo de sus camisas, porque cuando un dirigente de estos recorre el país, solo tienen armas con municiones los del entorno cercano.

Placetas paga las culpas de haber sido el lugar donde se crió Limonardo, el estúpido que han colocado al frente de Cuba para una década, como si un error de 10 años no significara nada en la vida de una persona, una ciudad o un país.

Cuba va cuesta abajo, Placetas también y los placeteños lo saben, sobre todo los fundidores de puertas y ventanas, quienes ya no consiguen aluminio ni para trabajar dos días al mes. La culpa, dicen, «la tiene el Singao».

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