Por Ulises Toirac
La Habana.- Acabo de ser recibido por el doctor Rafael González a fin de evaluar la inyección que me administró el viernes debido a la degeneración macular húmeda de mi ojo derecho.
Déjame explicar la bolaíta: la mácula no es más que la región central de la retina. Sucede que, sobre todo con la edad (aunque el cigarro y otros factores también influyen) se forman unos vasitos que penetran esa zona y terminan por romper y derramar líquido. Este fenómeno para el que no existe cura segura, puede ser tratado con inyecciones con el fin de detener o retirar la formación de esos vasitos, dependerá de la fuerza del fenómeno y la temprana detección. El doctor Rafael me confesó que si hubiera demorado 15 o 20 días más, probablemente la recuperación habría sido imposible, aunque hubiera podido detenerse su avance.

Las doctoras del team, super chéveres todas, también el máster brujo-mago especialista en retina y Dios de ojo posterior, Doctor Rafael González.
Hoy realmente no era día para evaluar el efecto de la medicina sino para controlar los efectos de la intervención del viernes. La cosa física del ojo. Han pasado apenas cuatro días y el Avastin trabaja todo el tiempo hasta un mes que es cuando mejor se aprecia su efecto. Sin embargo, quisimos tener una idea a priori de lo que estaba pasando. De ahí el aparato para el que me zumbaron de cabeza y del cual obtuve la tercera imagen. La zona verde es área desinflamada por el medicamento. No se diga más.
Gracias a todo el personal del Hospital «Pando Ferrer» que me tratan como a un niño.