Por Javier Bobadilla ()
La Habana.- Esto que estoy escribiendo lo empecé, lo borré, lo volví a empezar, me fui, me senté a pensar, volví, me senté a leerlo, lo borré y lo volví a empezar. No tengo un bloqueo creativo. Lo que yo hago no necesita ningún tipo de creatividad. Simplemente se me acabaron las cosas para decir.
Cosas hay. Todos los días pasa algo, pero todo es repetitivo. Todo vuelve a ocurrir. Cosas que en otros tiempos demoraban décadas en nacer, crecer y morir, ahora nacen y mueren sin crecer, y en este año mueren ya antes de nacer, pero el gobierno insiste en que nazcan de todas formas. Nos muestran entonces el cadáver de un recien nacido, asfixiado en líquido amniótico, y esperan que lo adoremos como el nuevo salvador.
Quieren declararle la guerra a las MiPYMEs. A las que no son de ellos, claro. Las otras no van a tener ningún problema, todavía. Según el pueblo pierda poder adquisitivo, el terreno a defender será el mercado. Cuando el poder adquisitivo disminuya lo suficiente, empezarán a eliminarse entre ellos, empezando por el que tenga el padrino más débil. Ya las leyes están escritas, los documentos firmados, las orientaciones bajadas, pero no se atreven a aplicarlo.

De esos 3 grupos, los más peligrosos son los compradores de sancocho. A esos les tengo terror.
¿A los del tanque de guerra no?
No, todo lo contrario. Esos son mis favoritos. Cuando ustedes vean un tanque de guerra en la calle, pongan a enfriar la cerveza.
A este tercer grupo, hace unos días se les cayó un helicóptero. Caído, cataplúm, pal piso. No hubo forma de tergiversar la noticia. No hubo sabotaje, ni ataque del enemigo, ni intento de fuga del helicóptero. Se cayó de viejo, y de dejadez, y de desidia, y de que los generales vivan en palacetes y tengan carros modernos, y de que l@s hij@s vivan en palacetes y tengan carros modernos, y de que l@s herman@s y cuñad@s vivan en palacetes y tengan carros modernos, y de que las queridas vivan en palacetes y tengan jaba de comida todas las semanas, y de que cuando al helicóptero de 60 años -que es un almendrón volador-, se le acabara de ir de rosca el último tornillo, el general mandara a hacer nuevos todos los tornillos del helicóptero viejo a un tornero-obrero-calificado con un torno americano más viejo que el helicóptero y un rollo de alambrón de hierro dulce. Fidel nos enseñó que los innovadores y racionalizadores son más inteligentes que los ingenieros, y salen más baratos. Murieron en el incidente los 3 tripulantes y los 2 que vigilaban a los tripulantes para que no huyeran con el helicóptero.
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Ya nos hemos mentido, todos a todos. Yo, cuando hace años decía que la solución era económica. Ustedes, cuando me decían que «mira, ahora van a subir los salarios», «mira, ya hay cerveza, ahorita hay comida», «esos tanques que se quemaron no era la única reserva de combustible», «Trump no va a ser reelecto», «ahora reparten un poco de arroz y todo se queda ahí». Todos queríamos creer que la cosa no era tan fea y tan cruda como realmente era. Ni siquiera Ellos quieren creer a donde han llegado.
La gente del segundo grupo, los del puñado de dólares para su bolsillo, no me preocupa en lo absoluto. El desprecio por ellos es total, y al final, su propia avaricia los ha enloquecido. Ya todo el mundo sabe de quién es cada palacio, cada bar, cada mercado online. No hay nada oculto entre cielo y tierra que no haya de manifestarse en su debido momento.
La patana turca generadora de electricidad dejó el puerto de La Habana, como Dilara dejó a Adem cuando se enteró que había traicionado a la familia de Faruk. Pongo el ejemplo de Dilara, porque esa es mi jevita de la novela turca. El Adem de aquí, no sé qué le haya hecho a la patana, pero puedo imaginarme unas cuantas cosas.
Dicen las malas lenguas que el barco de petróleo que estuvo semanas dando vueltas sin entrar a la bahía, finalmente entró. Y unos días después se volvió a ir. Con el petróleo. Dicen que fue por el bloqueo, pero claro, el bloqueo es todo. Dicen lenguas aún peores que fue porque no le pagaron el petróleo.
Finalmente, en estos mismos días la cagaron en grande con la Unión Europea.
El 11 de Julio pasado escribía yo de la visita de Josep Borrell, el viejito enviado por el Parlamento Europeo, que venía a Cuba a inflar y jamar bueno, para después decir allá que todo estaba fresa. Pues allá se levantaron unos cuantos diputados y le dijeron que era un cara de tabla, y que Cuba andaba sin cabeza. Ante la duda, el Parlamente Europeo decide mandar una comisión a investigar el asunto. Le avisan al gobierno de Cuba, porque guerra avisada no mata soldado, y esta guerra siempre ha sido de mentirita.
Mientras la respuesta normal es recibir la comisión, llevarla a una escuela especial a que un niño le recite una poesía, llevarla a una escuela de deporte y enseñarle el tabloncillo de voleibol con huecos dizque por culpa del bloqueo, y de ahí todo el mundo a gozar para Varadero, esta vez deciden hacer algo diferente.
Llaman a la Unión Europea -el único lugar del mundo que todavía está en la muela esa de que el desarrollo y el bienestar traerán la conciencia y el cambio pacífico y el etc., y que por tanto, todavía les soporta las pesadeces-, y le dicen en muy buena forma que condenan enérgicamente la comisión, y que los que vienen son financiados por el Imperio y patrocinadores del terrorismo, y que los condenan también enérgicamente, y que no van a dejar entrar a nadie. Y dan una explicación ahí de la soberanía y tal. Entiéndase por soberanía: «Con esa gente no tengo cuadre y me quieren poner el déo fula. Yo nada más hablo con Borrell, que hace lo que yo le digo».
Así que el Parlamento Europeo decide que esta fue la última pesadez que aguanta, y vota y aprueba una resolución mediante la cual ningún delegado de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ningún miembro del gobierno de Cuba, ni ningún diplomático cubano en general, puede entrar a ningún local del Parlamento Europeo. Además, por supuesto, de solicitar que se sancione a DC y todo el mundo para allá abajo, y que se termine el diálogo con Cuba.
Aquí, no dicen nada.
En su lugar detienen preventivamente a Alina Bárbara, haciéndole un esguince en un hombro en el proceso y produciéndole otros daños. O no la detienen, porque nunca estuvo detenida, pero le ordenan. La filman, también, encerrada en la patrulla al sol. En un solo movimiento, violan varios derechos de esos que pusieron en la Constitución aquella que se inventaron, y que no se creen ni ellos mismos.
Se puede ser pendejo, pero no hay que pasarse.
Están muy nerviosos. Temen que la protesta de Alina se vuelva masiva. Si ellos temen algo, SIEMPRE hay una probabilidad de que ocurra. Ellos también hacen cálculos, y no dicen el resultado, pero lo usan, y en sus acciones se adivina lo que calcularon.

El tiburón huele la sangre, y yo no tengo tan buen olfato, pero conozco demasiado bien al tiburón.