La Habana.- Desde niños fue preciso para la Revolución que fuéramos como alguien más.
Hace más de 60 años, aunque tú no hubieras nacido, o sí, pero no estabas allí, se decidió el destino de todos los cubanos de más de tres generaciones en una gran plaza llena de gente (que según se dice no sabían ni leer).
Se decidió esa única vez.
Levantaron la mano cuando el líder «liberador», guiado por la efusividad del momento y como el más conocedor de lo que sea que quería, dijo que seríamos Socialistas… ¡Y que él sería el presidente!
Y todos allí dijeron que sí, y los que no dijeron que sí, pues después no estaban ahí… Y seríamos Socialistas porque Rusia se había convertido en nuestro «amigo». Porque antes, ese mismo líder que todo lo sabía, había dicho que no quería Socialismo: En retrospectiva esa debió ser la primera pista.
Y prometió cosas, igualdad, comida en abundancia, y hablaba y hablaba, tanto que le quitó a todos la voz y el voto.
Porque, dijo que desde ese momento se elegiría al presidente desde el barrio. Allí, si tú creías que Rolando, el zapatero, era bueno con esas cosas de hablar por el barrio, lo proponías y Rolando podía ascender. Rolando, después, podía ser delegado, diputado y hasta presidente
¡Aplausos!…
Así sería mejor, así se escucharía lo que quería «el pueblo» y ahí dejaste de ser tú, para convertirte en masa. La masa necesaria para la revolución.
¡Uy qué efusividad al inicio! Fiestas y trabajos de verdad voluntarios y mosquitos, pero revolucionarios… ¡La fiebre de la Revolución, lo nunca visto!
Se crearon los CDR para que nadie se saliera de lo estipulado por las nuevas reglas y el que lo hiciera era sacado y abucheado por todos, porque las masas contagiadas de júbilo no querían nada que se interpusiera en el sueño de todos, según el líder, de construir el Socialismo próspero.
Que nada se interpusiera en demostrarle al líder que como él dijo y confió, «el pueblo unido jamás será vencido». Y había que demostrárselo porque había que hacerlo sentir orgulloso.
¿Vencido por quién? No se lo preguntaron. Y si alguien lo hizo, posiblemente se hubiera perdido en el mar.
Lo que tenían era la radio, y televisión con escasos canales… Se empezó a controlar lo que entraba y salía, no fuera que el enemigo intentara mostrarte otra cosa. Y los que buscaban otras fuentes de información debían ser apresados y repudiados por toda la masa.
La patria primero: lo más importante era conservar la revolución. Lo más importante eran los líderes de la revolución. Y había comida, deseos y una vaca mágica.
Pero después el amigo país socialista se cayó, ni siquiera sé cómo lo dijo el líder al pueblo pero después comenzó el hambre. Ya no se recibía ayuda y había que hacer las cosas por los propios medios del país hasta que se consiguiera otro país amigo.
Ya el «bloqueo» existía hacía como 20 años, pero no comenzó a afectar un poco hasta ese momento, aunque aún no se utilizaba de excusa como hoy. ¡Existía y ya!
Ese bloqueo fue porque el líder efusivo y alentado por las masas decidió que todo debía «ser del pueblo» y todos los negocios privados (cientos de miles) que hacían funcionar el país fueron arrebatados de sus dueños y «nacionalizados». Los trabajadores todos debían ser iguales, nada de generar riqueza capitalista. ¡No más división de clases!
Aplausos.
Y los dueños de esos negocios se quejaron y el presidente de ese momento de Estados Unidos impuso el embargo contra Cuba.
Por supuesto todos esos años se cambiaron y quitaron nombres de calles, planes de trabajo, salarios, la historia, libros de texto, casas, terrenos y las mentalidades para que la protagonista y heroína fuera la revolución.
Los pioneros cantaban canciones en honor a la revolución y también Sara González. Y por las mañanas… «seremos como el Ché» que te contaron. Donde quiera veías tarjas, libros, alegóricos a la revolución.
Y el gran líder puso en los puestos de trabajo más importantes a quienes confiaba y hablaba y hablaba y todos ¿que sí, que sí pa’ lo que sea!.
Se prohibió el dólar, la religión, los homosexuales, la música en inglés y te explicaron por qué y en ese momento no entendiste pero lo decía el líder que, obviamente, era más inteligente que tú y había tantos de acuerdo que tú no serías el único. Además escuchaste que algunos que se oponían se desaparecían.
En el periódico y por televisión seguían diciendo que todo estaba bien y en el mundo todo estaba mal, así que debía ser verdad. ¿Porque por qué mentirían?
Tú tenías hambre pero te dijeron que había que resistir y si decías algo en el barrio sabrían que no estabas del todo de acuerdo y no sabías qué pasaba pero no querías averiguarlo.
Además tu centro de trabajo hacía poco había recibido la bandera de proeza laboral en un bonito acto político. Y en la última votación en el barrio había unos militares que miraban lo que ponías. Seguridad decían, por si había algún gusano infiltrado. Era para cuidarte. Los gusanos querían desestabilizar la revolución y al líder.
Hacía poco unos mercenarios de Estados Unidos habían intentado entrar a Cuba y los habían aniquilado en el acto, habían algunos muertos pero el líder dijo que estaba todo bien que gracias al esfuerzo del pueblo todo se había solucionado.
Una vez al mes se hacía el día de la defensa, donde te enseñaban a disparar. Tú, como pueblo, tenías la misión de cuidar los logros, que eran salud y educación gratuitas. Pasó el tiempo tuviste hijos…
Seguía diciendo que el pueblo hacía todo por la revolución y resistía, cuando lo dijo te sentiste bien aunque no hiciste nada. Quizás era eso lo que se esperaba de ti, nada, y a eso te dedicaste.
Aplausos…
Cientos de miles de gusanos se fueron del país por mar, no sabías que había tantos en contra de la gloriosa revolución. Tú tiraste huevos porque los demás tiraron, aunque no supieras por qué, los repudiaste porque el líder los repudiaba y se esperaba de ti. ¡Qué se vayan! Gritaste. ¿Por qué estarían en contra de la revolución… del líder?
Se seguía construyendo el Socialismo cada vez con más carencias, pero tu hijo quería ser como el Ché e iba a marchas pioneriles y recitaba la poesía del miliciano de lo más bien y todo afuera del país estaba tan mal.
Incluso una mamá intentó sacar a su pequeño hijo en un barco, solo sobrevivió él… El líder se volcó en cuerpo y alma en tratar de traer a ese niño de cinco años del monstruo para acá.
Todos los fines de semana inmensas marchas del pueblo exigían su regreso. Daban una lata de refresco y un pan y le tocaba a tu centro de trabajo ir de nuevo y mover las banderitas que repartían al principio. No sabías como funcionaba eso pero se estaba exigiendo que lo devolvieran. Y todos iban. ¡Cómo se llenaban las plazas!
El enemigo seguro que estaba aterrado viendo ese mar de pueblo y los discursos del líder de cuatro horas, en los que explicaba qué pasaba en el mundo y cómo nosotros estábamos mejor en todo y estaríamos mejor el año entrante.
Siempre el mundo en guerras, y manifestaciones contra el gobierno, pero en Cuba se cumplía la producción de papas. En Cuba jamás escuchaste de una manifestación contra el gobierno, Debía ser por que todo el mundo lo apoyaba. El mundo afuera tan mal.
Pero vino la hija de tu primo que se fue con aquellos malagradecidos por mar y te trajo un par de zapatos. A ti, al principio de la revolución, te correspondía un par comprados con unos tickets que daba el gobierno con mucho esfuerzo, y no te habían regalado nunca unos.
Los nuevos te los pusiste y te dijeron diversionista ideológico. No sabías por qué, lo diste todo por la revolución, tú no eras como aquellos gusanos que… ¿qué hacían?
Al otro día había cosas raras afuera de tu puerta, unos vecinos te hicieron un acto de repudio. Y tu hijo llegó llorando porque en la universidad incluso los maestros le dijeron que tener cosas de afuera era de Capitalista.
Pero después fue necesario aceptar el dólar como moneda pues era lo mejor para la revolución y comenzaron a llegar turistas. En retrospectiva esa debió ser otra pista.
Los hoteles que construyó el pueblo ahora serían la mayor forma de adquirir dinero aunque tú no pudieras entrar. Aunque tú ni siquiera pudieras hablar con esos extranjeros turistas, no sabías por qué.
Es lo mejor, es lo que necesita ahora la revolución decía el líder…