Por Ulises Toirac ()
La Habana.- El Polinesio era un restaurante de ensueños a mis 10 años de edad. Se comía rico pero eso los mayores no se dan cuenta que no es lo que atrae a los chamas cuando se trata de restaurantes.
Su media luz, las apagadas explosiones de las llamas flameando un plato en pleno salón, la música bajita, lo lindo de las presentaciones de los platos…
Mi hermano July regresaba ese día en la mañana de sus primeros 45 días al campo, con 13 años en la secundaria «José María Heredia» y estaba anunciado que el premio sería comer en «El Polinesio». Pero aun eran las cuatro de la madrugada en Santos Suárez y yo despertaba a orinar en medio de un callado ajetreo de la vieja preparando las cosas para el retorno a casa de su primer hijo, estaba muy embarazada la vieja y sospechosamente entre las camisas y pantaloncitos, había batas de ella en la planchadera.
Meses antes (los mayores creen que los chamas no se dan cuenta) regresaron los viejos de una noche en Tropicana y mi siempre adusta mami cantaba cagá de la risa «Nerón nerón, tremendo vacilón juaaaaaajajajajaja»… Y ahora estaba allí, ajetreada, ilusionada y silenciosa dicéndome, «Duerme Ulisito, que a tu hermano le faltan muchas horas para llegar».
Remoloneé dando vueltas en la cama, excitado hasta sentir los gritos «¡¡Lulio, se rompió!!» «¿Qué pasa?» «¡La cama coño la cama que viene!» «¿Y que hago?» «Ulicito, avísale a Nila, Nidia y Gabino!»… En el mismo medio de la madrugada y en el mismo medio de Santa Emilia sin poder decidir si primero Nidia o primero Nila «Mimamávapariiir»… «Casi, Lulio ¿tienes las manos limpias?» «Cojone manos limpias, Sonia, puja» «¡La cabeza, la cabeza!» Mi cama temblando de pies a cabeza «Aaaaaaaaayyyyyycoñoooo» «Buaaaahhhhhhh».

A las once y tantos saludaba a mi hermano yo solo acompañado por mis diez años. A la entrada de «José María Heredia» parqueaba la «Girón VII» atestada de niños y la cara de July resaltaba para mí como un sol. Bajó y atamos la manilla de la maletona de madera con una soga para cargarla juntos para la casa.
– Mami parió ahora hace un rato en la casa.
July me miró tratando de asimilar. Dos segundos.
– ¿Y entonces el Polinesio?