Por Javier Bobadilla ()
La Habana.- Si la Luz Redentora te llama, buen ser, y te llama con amor a la tierra, yo quisiera ver a ese ser, cantándole Gloria al Divino Miguel.
La Luz Redentora llamó de entre nosotros a Iríbar, ex primer secretario de la provincia. También se fue por todo lo alto. También fue abrazado y se reconoció su labor. También en la ida cantó alabanzas al Divino Miguel, y agradeció a él y al Partido, por partirlo.
Repito, él «también» porque Gil también se fue así mismo, y quince días después estaba ronco, pero de cantar con el cocodrilo sin dientes. Vaya usted a saber.
A Iríbar le cogimos cariño durante la COVID. Salía mucho en la TV, sentado detrás de una mesa.
El Poder siempre necesita una mesa. El Poder Imperialista usa una mesa larga y se sienta a la cabeza, para distanciarte, y recordarte quién tiene el capital. El Poder Comunista usa una mesa ancha, siempre en un escalón más arriba y con El Cuadro al centro, para recordarte que si obedeces de manera suficientemente ciega, habrá lugar para ti en la mesa. La mesa del Poder Comunista es un altar. Mientras mayor El Poder de El Cuadro, más ancha la mesa, y más tracatanes puede tener a retortero, sentados a su diestra y siniestra. Así, todas las cenas son la última cena, y en todas hay 13 Judas y ningún Jesús.
Cuando se reúne el Comité Central, la mesa es del ancho del Palacio de las Convenciones. A nivel provincial, Iríbar no la tenía tan grande, pero hacía lo suyo. Le sacaba música a la mesa aquella. Aporreábala a puño limpio, mientras gritaba -prácticamente ladraba-, y la culpa de todo era de nosotros.
A mí, personalmente, no me gusta mucho hablar de los tiempos del coronavirus. Es una realidad que no había experiencia para enfrentar aquello, en ninguna parte del mundo. Ninguna solución era óptima, ni siquiera regular. Y hablamos de las soluciones lógicas, no de inyectarse detergente ni darse un buche de cloro-sosa. Pero si yo no te echo la culpa, tampoco quiero que me la eches tú.
Lo sustituye el compañero Liván Izquierdo Alonso, ex Primer Secretario de Ciego de Ávila, Licenciado en Cultura Física, Master en Dirección de Empresas, con 35 años de experiencia como cuadro. Ecléctico y clásico. En La Habana, nada lo dirige un habanero.
«La Habana no puede seguir siendo una carga para el país», son las primeras palabras del nuevo Primer Secretario. Viendo por donde viene, les puedo asegurar -parafraseando al gordo de Elpidio Valdés-, que en el pueblo va a haber tremenda fiesta.
Y la culpa… La maldita culpa…
Yo sé los comentarios a esto, antes de leerlos. Antes de que los escriban. Ustedes también lo saben, antes de escribirlos. Escribimos entonces -ustedes y yo-, por un simple ejercicio de inconformidad, no de comunicación.
Primero, no es un tipo irrelevante. Es un Primer Secretario Provincial, equivalente a un Gobernador, pero en la práctica es el que le dice al Gobernador lo que tiene que hacer.
Segundo, ya esta gente no se cae para el lado, o para arriba como antes. Ya no hay «al lado» ni «arriba». Todos los puestos están ocupados, y detrás de cada puesto hay una cola cada vez más larga de gente incapaz y/o corrupta, de entre la cual cada vez es más difícil escoger un sustituto. Y por supuesto, ante el miedo a fallar, se escoge el peor.
Tercero, vean la evolución de la culpa. Al principio, la culpa siempre era nuestra. Después del 11J, la culpa pasó a ser de los cuadros de la base. Ahora la culpa llegó a ministros, gobernadores y primeros secretarios provinciales. El agua sube. Sube muy lento, y la mayoría no ve el cambio, pero para mediados de año, no habrá a quién echarle la culpa. El agua habrá llegado al Comité Central y al Consejo de Estado. Habrá una Crisis de Culpa.
Para un sistema que se basa en no producir y echar la culpa, no tener dónde echar la culpa es fatal. Viendo eso, intentarán volver a un estado anterior, y echarle la culpa a La Habana. A aquel estado anterior que provocó el 11J, casualmente.
Mientras tanto, Rusia habla de enviar este año 200 mil turistas. Suena mucho, pero en la práctica es más o menos como la cáscara de frijol que se te queda pegada en el cordal superior izquierdo después de comerte una fuente de congrí, yuca y carne de puerco. No quisiera repetirme, pero a modo de recordatorio les vuelvo a decir que Eslovenia -que es cinco veces más pequeña que Cuba, con alrededor de dos millones de habitantes-, recibe cinco millones de turistas al año. Cuba ha logrado eso una sola vez en la vida, y fue gracias a Obama, el mejor Ministro de Turismo que hemos tenido en 65 años de Involución.
El Banco Central de Cuba -el que supuestamente no es de nadie-, habla de identificar los proyectos que generen ingresos externos y propicien el mejoramiento del flujo de divisas al país, y de la implementación del nuevo mecanismo para la asignación y gestión de la liquidez para los actores económicos.
Traducido, yo creo que eso quiere decir:
«Como el Congreso de los EEUU decidió aprobar una ley contra las ayudas de cualquier tipo para las MiPYMEs cubanas, voy a cerrar el cuadro, y nada más le voy a vender dólares a los socios míos -a 120, y si son del ejército, a 24-. Los demás que se escachen.»
El Congreso de los EEUU le tiene la baja cogida a Biden, que a estas alturas -con las elecciones en noviembre-, ya está de adorno.
La culpa del precio del dólar se le echa a El Toque, e incluso hay quien se cree que a las MiPYMEs le conviene, para vender más caro. En la realidad, las MiPYMEs están pagando el dólar como 10 pesos más caro de lo que dice El Toque.
La culpa es un asunto complicado, y tiene muchas aristas. Hay religiones completamente construidas sobre la aceptación de la culpa, pero en la religión de Ellos ya no cree casi nadie. Con Gil pueden hacer lo que les de la gana, y con Iríbar más aún. Por cada cuadro en pijama y sin mesa viene uno con menos poder real. Y la culpa, bueno…
La culpa se la van a tener que tragar.