Por Manuel Viera
La Habana.- Por segundo mes consecutivo el retraso para pagar a los maestros en el municipio de Guisa, Granma, alcanza los 15 días. Desde el 24 de marzo esperan los educadores guiseros el pago de su salario sin que se vislumbre una solución inmediata. Cada mes el retraso supera al anterior alegando como justificaciones la falta de dinero para depositar en las tarjetas y errores al confeccionar las mismas.
Lo gracioso de todo esto es que la solución propuesta por la administración es entregar tarjetas a los trabajadores en un municipio montañoso donde no hay un solo cajero y desaparecieron las CADECA. Hay un solo Banco Popular de Ahorro (BPA) y un pequeño Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) para miles y miles de personas. El cajero más cercano a Guisa se ubica en el centro de Bayamo a unos 15 kilómetros de la localidad. La situación del efectivo es aún más difícil en localidades muy al interior de la Sierra Maestra como Victorino, Los Horneros o Colón.
Aquí en este punto, cualquier ser humano con dos dedos de frente se haría una pregunta: si la tarjeta quizás resuelva el problema de efectivo al estado, entonces ¿qué le resuelve al trabajador de Guisa? Porque una vez depositado el dinero, de igual forma deben pasar días completos de espera y hacer horas de cola bajo el inclemente sol oriental en un banco sin efectivo.
Hemos conocido por los propios maestros de la localidad que el personal administrativo ya cobró por nómina desde hace días, mientras los educadores, los que pasan horas de pie frente a un aula, esos que no tienen muchas veces tiempo para ir lejos a cobrar, esos que son el corazón y la razón de ser de la educación guisera, a esos aún no se les paga. Cada mes supera al anterior y pareciera que a los ojos de la administración esos maestros odiaran su salario y no tuviesen hijos y familiares que alimentar.
Hace un par de semanas Ulises Guilarte, Secretario General de la CTC, reconocía una tendencia creciente en el problema de los retrasos e impagos a los trabajadores en Cuba, pero lo dejaba ahí…en reconocer el problema sin exigir ni plantear soluciones, algo muy llamativo y confuso, pues más allá de cobrar una cuota sindical anual, la CTC debiera proteger y velar por el respeto a los derechos de los trabajadores. Reconocer los errores y dejarlos ahí sin solución se está convirtiendo en una especie de deporte, en una buena práctica en la Cuba de hoy.