Por Lou Matthew
Londres.- Si llegas a un estadio a ver un partido de Champions entre el líder de la Liga Premier y el segundo de la Bundesliga, ubicado este último a 11 puntos del puntero, puedes pensar que el primero se comerá al segundo, a menos que ese escolta del torneo alemán sea el Bayern Múnich.
Si es Champions, el once bávaro es temible. Su palmarés habla por él, mucho más en una temporada en la cual no tiene otra opción de título que el continental. Y con esa condicionante se plantó en el Emirates Stadium.
Al minuto 12 del partido, Bukayo Saka adelantó al equipo londinense, pero el rival no se dio por vencido. Fue a pelear, a buscar el gol todo el tiempo y lo consiguió por partida doble. Gnabry y Harry Kane, de penal, adelantaron a los de Thomas Tuchel. Una ventaja de un gol para un partido de vuelta en casa es importante y en el Arsenal lo sabían, a la perfección.
Un gol de Trossard a los 76 minutos puso un empate justo y dejó abierta la eliminatoria, para el choque de vuelta la próxima semana en el Allianz Arena de Múnich.
¿A quién favorece el empate? ¿La igualada es buena para el Bayern? Solo lo sabremos en unos días, cuando ambos se midan de nuevo en busca de las semifinales.
Por ahora, es fútbol, es la Champions, y puedes ir mal en tu torneo local, pero la competición continental es otra cosa, y allí los nombres pesan. Si me preguntan quién pasará, me atrevería a decir que el Bayern, por experiencia, porque se juega la vida, porque sería la única forma en que el técnico lava la imagen de cara a la afición y la directiva, y porque los jugadores están tocados en el orgullo. Y eso es importante.
Si lo hace el Arsenal, no sería una sorpresa para nadie. El líder de la Premier puede ir por ahí alardeando de su condición, y habría que tomarlo en cuenta.
Si me preguntan ahora, creo que el Bayern y el Real Madrid serán rivales en semis. Cosas mías, cosas del fútbol, cuestión de fe.