Por Manuel Viera
La Habana.- Dos semanas después de hablar de medidas ultrasecretas de las que no puede conocer «el enemigo» aún espera el pueblo que del gobierno salga «algo» que funcione.
Pareciera que no hay apuro mientras las jubilaciones y pensiones, como la de mi propia madre, acaban de caer de los cinco dólares mensuales.
No creo que exista otro país sobre la tierra donde se obligue a vivir a un ser humano con menos de cinco dólares al mes. Con la agravante de que son ancianos, enfermos y muchos de ellos desvalidos. Algo que tendría que ser catalogado de delito y crimen de lesa humanidad. Pero evidentemente… ¡no hay apuro! O no hay ideas.
En apenas tres meses, por solo poner un dramático ejemplo, el precio informal del aceite en La Habana sufrió una inflación del 100 por ciento y su valor viajó extratosféricamente desde los 600 hasta los 1200 pesos el litro.
Hoy el dólar amaneció a 340 pesos resultando en una devaluacion del peso cercana al 10 por ciento solo en un par de semanas.
Muchos congresos, muchas ferias, mucha promesa, mucha muela, pero sin un solo gramo de carne. El impresionante despliegue ideológico y la propaganda demagógica frenan, pero no alimentan, ni reconfortan, ni generan bienestar al pueblo cubano.
Ni congresos, ni talleres, ni ferias, ni la mucha muela quitan el hambre, reevaluan al peso o resuelven la miseria y las necesidades al pueblo cubano.
Resulta gracioso que mientras todo esto pasa, el trabajo ideológico zurdo insiste en hacer ver la inflación en Argentina, o en atacar al gobierno ecuatoriano, o en criticar catalejo a toda potencia al exitoso gobierno salvadoreño. Resultando vergonzoso que a la vez se haga mutis, o se trate con pinzas lo que sucede a nivel celular.
Creo que así, como en la imagen, luciremos muchos en unos años, mientras esperamos alguna medida efectiva, ultrasecreta y misteriosa que parta del actual gobierno cubano, que hace varios años ha dejado ver a todas luces que ha quedado gastado, sobrepasado y sin ideas mientras mantiene la retórica de ser continuidad de muchas cosas que ya ni siquiera existen y sin que se vislumbre un solo rayito de cambio. Cambio que urge, que es imprescindible, salvador, que puede ser retrasado pero que es inevitable.