Por Joel Fonte
La Habana.- Esa pregunta -más bien un cuestionamiento a unas ideas que escribí recientemente sobre la señora Susely Morfa, ex secretaria del partido comunista en Matanzas, y su responsabilidad inmediata, entre otras tragedias, en la muerte de reclutas del servicio militar en el incendio del 5 de agosto del 2022 en la Base de Supertanqueros- me la hizo una mujer que se identificó como «revolucionaria», «fidelista», e hija de un «mártir internacionalista caído en Angola…».
En principio, respeto a todo aquel que cuestione mis puntos de vista, en tanto no pretenda descalificaciones o emprenda ataques personales.
La intolerancia política es y ha sido la aliada esencial de la dictadura castrista por más de seis décadas, y promover esa aceptación de la diversidad de ideas, de criterios, y el derecho a convertirlos en fuerza política para llegar al Poder y promover un modelo de sociedad distinto del instituido debe ser siempre una garantía en la sociedad libre y democrática que muchos anhelamos establecer aquí.
En virtud entonces de esa máxima, ocurrió un breve debate en el que confirmé -una vez más- lo mucho que este pueblo logrará cuando se le permita pensar por sí mismo, despojarse del adoctrinamiento, de una ideologización que ciega y genera odios, atavismos morales, ideas retrógradas, que empujan al enfrentamiento entre hermanos para defender acríticamente un dogma que solo beneficia a un grupo y ataca los mismos intereses de los que se plantean defenderlo.
¿Conoce usted que ley está vigente en Cuba que establece el servicio militar como una obligación? ¿Desde cuándo?
¿Es propio de una sociedad occidental, de sistema democrático, obligar a los jóvenes a alistarse como reclutas en fuerzas armadas o de seguridad, forzándolos a tomar las armas o hasta a morir por el capricho de intereses políticos cuando ese no es su deseo?
¿Las fuerzas militares están para defender una ideología, una tendencia política, o para garantizar las fronteras, soberanía y seguridad interior del país, sin inmiscuirse en política?
¿Esos 17 muertos en el incendio, casi todos reclutas y mayormente casi niños, o sus padres, que aún sufren por esas pérdidas, pudieron escoger estar o no allí?
¿Quién ha respondido por ese duelo…por ese dolor?
¿Algunos de esos privilegiados líderes castristas o su sirvientes de turno, incluido sus líderes Castro y Díaz Canel, derramaron una lágrima por ellos? ¿Los recuerdan ahora…?
¿Alguien indemnizó a esas familias? ¿Y, el padre suyo, que perdió la vida en Angola y que usted glorifica, es un asunto diferente?
¿Acaso él sí tuvo la posibilidad de decidir, ir a una guerra que no entendía?
(…)
Los cubanos aun no alcanzamos a comprender el profundo daño que este régimen retorcido, enfermo, ha provocado a la nación, en todos los órdenes de la vida: en su economía, en la sociedad, en la política, la religión, la cultura…pero sobre todo en la vida espiritual de los cubanos…
Un daño que hace que la víctima idolatre a su victimario…lo exhalte.
Todo ese daño deberá ser sanado, y para ello es vital que nuestra gente descubra la Verdad.