LA CAÍDA DE LA PSICÓLOGA MILLONARIA

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFELA CAÍDA DE LA PSICÓLOGA MILLONARIA

Por Jorge Sotero
La Habana.- Susely Morfa fue una mentira. La psicóloga cienfueguera, que necesita de verdad un especialista de lo que ella, supuestamente, estudió, es un fruto podrido del castrismo. Con ella valdría apelar a aquello de que «con un fondo de botella quisieron hacer un rubí».
A mí me cayó como una patada donde ustedes saben desde aquella vez en Panamá, a donde fue a hacer bulla y bulto, y dijo que el pasaje se lo había pagado ella con su salario. Y no me cayó mal por lo que dijo, aunque sabía que era una mentira más, sino por la forma, por la ira, por la necesidad de protagonismo, porque tenía claro -ella- que unas declaraciones en ese tono la catapultarían en la escala política al momento.
No fue la primera ni la última que utilizó el lenguaje -o la lengua- para ascender en la Cuba castrista, plagada de mediocres que hicieron carrera por todo, menos por condiciones humanas. No sé si alguno recuerda a Felipe Pérez Roque, aquella vez que dijo, previo a un viaje como acompañante de Fidel Castro a Brasil, que «tenemos un comandante que le ronca los cojones».

Lo gritó sin pudor en la Plaza, y poco tiempo después, cuando defenestraron a Roberto Robaina, lo auparon a él desde el puesto de ayudante del dictador a ministro de Relaciones Exteriores, donde estaba mucho tiempo después y del que también lo tronaron por creerse cosas, lo mismo que su antecesor.
Sucely Morfa es un poco más de lo mismo, al decir del ilustre Yusuam Palacios. No tengo ideas de por qué la quitaron de secretaria del partido comunista en la provincia de Matanzas, que es como ser la jefa de aquella región, antes próspera y ahora sumida en la miseria, como todas las otras de Cuba, más pobres mientras más al oriente se encuentren.
Lo cierto es que la quitaron. Roberto Morales Ojeda, el fiel seguidor de José Ramón Machado Ventura, fue hasta allí y terminó con sus funciones, y dicen -o dijo el médico frustrado- que irá a otras funciones en el Comité Central. Y lo intentaron vender como una promoción que no fue ni es, porque ninguno de los del nido de ratas del partido comunista tiene el poder y la capacidad para el latrocinio que los que mandan en las provincias.
En aquellos pasillos sombríos del comité central, la psicóloga no tendrá tiempo ni forma para dedicarse a amores ocultos, para cenas románticas con sus amantes de ocasión, para amanecer al lado del mar, con unas botellas de por medio, ni tendrá un chofer a quien llamar para que la lleve a cualquier lugar, a Cienfuegos incluso, donde aún vive una parte de su familia, o vive alguno de los hombres de su vida.
La «psicóloga millonaria» como se le conoce desde aquella Cumbre de Las Américas en Panamá, ya pasó a ser una más. Atrás quedó su pasado como dirigente de la juventud comunista o la de primera secretaria en Matanzas. Ahora, aunque le den un puesto de segundona en el Comité Central, comenzará una carrera cuesta abajo, propia de todos aquellos a los que los jerarcas del castrismo no le ven dotes de liderazgo, ni carisma, o que piensan que en algún momento se pueden apartar del camino.
Su democión viene como anillo al dedo también para llamar un poco la atención, para hablar de renovación, en medio de la virulenta crisis que vive el país, por culpa de la cúpula castrocanelista, aunque a esos, salvo raras excepciones, como la de -el supuestamente corrupto- Alejandro Gil, no los remueve nadie.
La psicóloga ya fue utilizada. Entre una cosa y otra se pasó 20 de sus 42 años pegada a la teta del castrismo. No lo sé, pero seguro que debe haber garantizado casas a los padres, a los hermanos, a los amantes de turno, como mismo hacen todos. O hicieron, desde el fallecido tirano, que llenó de comodidades a amigos, amantes, secuaces, hasta los también defenestrados Carlos Lage, Pedro Sáez… que no solo se acomodaron, sino que acomodaron a todos esos que le halaron la leva u otras cosas.
Eso sí, a la cuenta de Morfa irán los muertos en la terminal de supertanqueros de Matanzas, donde se produjo un incendio accidental, generado por un rayo, pero como consecuencia -el fuego- de todas las medidas de seguridad que se violaron allí año tras año.
Al final, los que murieron, en su mayoría inexpertos bomberos del servicio militar obligatorio, pasaron a la historia como otros muertos que nadie paga, como sucedió con el avión que se cayó en Boyeros en 2028, o la explosión en el Hotel Saratoga, hechos que muy bien pudieron evitarse.
Veremos que pasa con la ‘psicóloga millonaria’, pero tal vez en unos años sepamos tanto de ella como de Vicky, aquella que dirigió la juventud comunista hace 30 años y que tuvo a bien convertirse en novia o amante de Nelson Torres, el que era secretario del partido comunista en Cienfuegos y luego ministro de la Agricultura. Torres se pasó de largo con Ramón Castro Ruz y tuvo que soportar en público que Raúl Castro, quien le llevaba 30 años, lo invitara a demostrar su hombría.
Ese día cayó en desgracia Torres y también la Vicky, desaparecidos de la escena para siempre. Hay más casos, como el de Yadira García Vera, también desaparecida de todo.
En fin, son muy pocos los que logran capear el temporal en Cuba y la ira de los Castro, un huracán que no solo acaba con la isla desde hace 65 años, sino que sigue dejando estragos, algunos de ellos merecidos, como el derrumbe de la psicóloga millonaria.

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