Por Rafael Muñoz ()
Berlín.- ¿Qué haces en Berlín cuando el tiempo es una mierda como casi siempre? Puedes llegarte una vez más a Halleneun (Pabellón Nueve) y lo que era gris y feo se vuelve colorido y bello en ese pedacito de mundo tan berlinés como internacional.
Recostado a una barra conversé o más bien grité durante horas.
Me han dicho que hablo inglés con acento alemán y no estoy seguro de que sea un halago. Hauptsache, me entienden. Quizás no me podía concentrar pendiente como estaba de la conversación que sostenían detrás de mí. Dos jovencitas revelaban a voz en cuello historias de habitación en ese idioma secreto que es el español paisa.

Terminada la velada me despedí de mis acompañantes y también de las jóvenes del otro lado. Cada uno en su idioma, como mandan las buenas costumbres, y ellas me devolvieron un «¡Vaya con Dios!», con acento paisa, y volvieron a la explicación de las dimensiones de algo que no llegué a entender en la distancia.
Camino a la puerta me llevé un trozo de este queso de canela que me he traído a casa y que ha alegrado el desayuno en un día como hoy, feriado por alguna razón que desconozco.
