Por Esteban Fernandez Roig Jr ()
Miami.- Llevo 60 años de presiones, con las que muchísima gente ha tratado infructuosamente de lograr que yo “latinice” mis escritos.
No es mala intención, es simplemente producto de la firme creencia (y con toda lógica) que para lograr el éxito es necesario la solidaridad de los millones de latinoamericanos residentes en Estados Unidos. Así piensa el 98 por ciento de los comerciantes cubanos, pero yo no soy comerciante.
Y mi respuesta ha sido siempre, desde que era un joven: NO ME DA LA GANA. Esta es una columna cubana y para los cubanos.
Entonces, de buena fe, mucha gente (cientos a través de muchas décadas) insiste “Chico, no uses palabras como guagua, ajiaco, quimbombó, le traquetea, porque la inmensa mayoría de los hispano parlantes no te entienden y pierdes miles y miles de lectores». Y mi respuesta invariable es la misma: “No me da la gana”.
Perfecto. Yo entiendo eso. Por eso es que usted ve que muchos cubanos en la televisión como Raúl de Molina, Lily Estefan, etc. guataquean a los latinoamericanos y sobre todo a los mexicanos.
O ¿no es cierto que en el programa del Gordo y la Flaca hacen miles de alardes congraciándose los 16 de Septiembre y los 5 de Mayo, mientras a duras penas mencionan nuestra fiesta patria del 20 de Mayo?
No son ni capaces de decir “HALA” todos dicen “JALA”, y no se atreven ni a mencionar la palabra “coger” (porque eso es malo para muchos latinos) y se conforman con “agarrar”.
Y yo pregunto: Si hay tanta gente congraciándose con los hermanos latinoamericanos, si como les dije “los cubanos solo pueden sobrevivir en la televisión guataqueándolos”, entonces ¿para qué necesitan de estas humildes Notas?
Ah, pero modestia aparte: al final de la jornada mis artículos se han mantenido, es quizás una de las columnas más leídas en los Estados Unidos y en el extranjero, los cubanos me leen en California, en New York, en Miami y en el mundo entero.
Lo más increíble del caso es que diariamente me llegan mensajes de venezolanos, de salvadoreños, de argentinos, de guatemaltecos, de chilenos, de peruanos que me leen y que dicen que “han aprendido las cosas y las palabras cubanas gracias a esta columna”. Aleluya.