MANUEL MARRERO, ENTRE MENTIRAS E INCOHERENCIAS

SUGERENCIAS DEL REDACTOR JEFEMANUEL MARRERO, ENTRE MENTIRAS E INCOHERENCIAS

Por Jorge Sotero
La Habana.- Cada vez que Manuel Marrero sale de su zona de confort suda a raudales. Debe ser uno de los pocos cubanos que aún transpira copiosamente, tal vez como consecuencia de su buena alimentación. Y también se deshace en incoherencias, en palabrería barata, en absurdos en los cuales es habitual que caigan los gobernantes de Cuba a todos los niveles.
Me ha llegado un vídeo que dejaré acá, para que lo escuchen y lo analicen bien, y que merece dedicarle al menos unos minutos, aunque cada vez que se trata de la cúpula que hace y deshace sobre el destino de Cuba, me da demasiada pereza entrar a analizar cosas, porque a veces siento que es como arar en el mar.
Pues nada, veremos lo que dijo el obeso y sedentario de Manuel Marrero, uno más entre los incapaces acomodados que poco a poco, aunque cada vez más aceleradamente, van lanzando a Cuba a un abismo del que costará trabajo sacarla.
Dice Marrero que es necesario «en primer lugar, acabar con la injusticia, o lo injusto que resulta que todas las personas, por igual, reciban lo mismo». Y acá es válido aclarar que quienes establecieron en Cuba eso de darle a todos lo mismo no fue el pueblo. No. Fueron los Castro, que intentaron establecer el comunismo y emparejar a todos, pero lo hicieron en la pobreza, e implantaron una libreta de racionamientos -que no de abastecimiento- que cada año ha ido perdiendo más hojas.

En los años setenta, por esa libreta se podían comprar hasta 60 productos. Ahora solo son seis: pan cuando toca, míseras cantidades de arroz, azúcar, granos, leche para niños, café y sal. A veces toca aceite, a los pequeñines unas compotas que saben a rayo y nada más.
Desde hace tiempo, la cúpula tiene metida entre ceja y ceja aquello de quitar la libreta de racionamiento, y repiten, una y otra vez, que esperan el momento adecuado, que no es justo que unos reciban más que otros, pero, señor mío, si ya no existe. El documento, la famosa libreta no la han quitado, pero quitaron lo otro. Ya no venden nada. Lo que ofertan por la libreta, en unas bodegas asquerosas, llenas de ratas y cucarachas, en edificaciones que se caen a pedazos, ellos no tienen valor para consumirlo. Es más, ni a las mascotas se lo dan.
Ahora mismo, Cuba es el país peor alimentado del mundo, aunque si desde el mundo miran a Marrero y lo ven sudando, pensarán que ha recibido inyecciones de miles de calorías cada día en los últimos 20 años. Y no solo él, sus jefes, las familias de sus jefes y la suya propia. Y también las de algunos de los que que están por abajo
«¿Qué es lo que queremos? Que los que mucho tienen, que realmente paguen lo que cuestan las cosas y ahí, entonces ya, se desencadenan un grupo de acciones para implementar estas proyecciones…», y lo dice así, como si solo necesitara un varita mágica y tocar con ella esas proyecciones e implementarlas. Debería explicar qué hará para que aquellos que tienen mucho, que no son tantos, porque el 95 por ciento de la población cubana se malimenta, pague lo del resto.
Si esa frase la hubiera dicho el difunto Zenón Sotero, mi abuelo, que era analfabeto y que no mandaba en la casa, porque allí el bacalao lo cortaba Amparo Molina, tal vez alguien lo hubiera visto bien. ¿Pero cómo este regordete sin escrúpulos, inepto e incapaz, se atreve a hablarle así a la población?
Cuba es un país fallido y lo seguirá siendo, al menos mientras estos que están ahora en el poder permanezcan ahí. Y luego, se necesitará un trabajo de desintoxicación tremendo, que llevará tiempo, para recuperar país y nación, por el daño antropológico que le causó el castrismo.
También dijo que «todos los transportistas privados están comprando el combustible de una manera ilegal, en la calle, o más costoso, entonces no solamente reflejan el costo ese, sino también se ponen utilidades y márgenes muy altos. Eso tenemos que resolverlo».
Este párrafo es digno de estudio en las universidades. Habla de combustibles en la calle, como si en Cuba, cual si fuera Roma con el agua, hubiera tuberías por doquier donde la gasolina es fácil de conseguir. No, Manuel Marrero, el combustible ese, el de la calle, lo venden los dirigentes, los choferes de los dirigentes, los camioneros de las empresas, los que administran las tarjetas, que son los primeros en ir el 1 de mayo a la plaza, porque no quieren perder la entrada extra que tienen.
Ustedes lo saben. Ustedes conocen a todos los que venden combustible por fuera. Porque son todos: choferes y dirigentes, incluyendo a quienes te manejan a ti.
Y lo otro: ¿Cómo se te ocurre decir que los transportistas ponen precios altos, con ganancias elevadas y márgenes muy favorables, cuando el primer usurero es el gobierno. Ustedes compran el aceite a 30 centavos de dólar el litro en el exterior, y tal vez a menos y luego lo venden a más de dos dólares y medio. Ustedes compran un detergente fuera que el kilogramo no supera el dólar y lo venden a más de tres.
Eso es inmoral. Es exigir moral en calzoncillos, pero no es extraño en Cuba, porque lo hizo Fidel Castro siempre, luego el hermano y ahora ustedes, que son más de lo mismo.
Por último, dijo también que es necesario «ir, de una manera gradual, realmente, a resolver, a corregir todas esas distorsiones, para ver cómo nosotros fortalecemos la empresa estatal socialista».
Miren esto: aún después de 65 años de fracaso económico total, por culpa de la empresa estatal socialista, el hombre insiste en que van a ver cómo la pueden fortalecer. Es increíble, y lo es más si pensamos que aún hay cubanos que creen en tipejos como estos, que sudan un poco en público, hablan un poco de cáscara, y luego se esconden en sus autos superrefrigerados, en sus cómodas oficinas, o en sus majestuosas mansiones, y viven distendidamente, sin importarle para nada el sufrimiento del vulgo.

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