La Habana.- No se equivoque la intelectualidad del patio con el común de los mortales, ese de «a pie», con ese que no llegó a noveno, o sí, pero es analfabeto funcional. No creáis que, porque no sabemos ubicar una coma o diferenciar el por qué del porqué y usamos XQ en su lugar, no nos atrevemos a leer vuestros textos o involucrarnos en los enrevesados hilos de vuestras publicaciones.
El plebeyo cultural no conoce de nomenclaturas o es incapaz de distinguir un fenómeno social de otro, es cierto mas no por eso os confiéis ciegamente de la enrarecida sintaxis con que disfrazáis el discurso, se puede leer entrelíneas y buscar diccionarios, son engorrosos pero los hay digitales.
En estos momentos en que se debate el futuro de la nación, toda, callarse es delito pero aliarse incorrectamente es afrenta imperdonable.
Guardaos de la plebe cuando toméis partido o defendáis la causa ajena o propia, ellos no podrán entender de conceptos antiquísimos de filosofía ni hacer alarde de encumbrada oratoria pero pueden detectar la predica parcializada, el criterio sesgado, el apoyo tácito al sin casa, y sus cosas.
Más aún, pueden saber cuándo se está defendiendo una parcela de poder o cuidando unos privilegios espurios al apoyar timoratamemte un tema o a un colega. La cochina aunque se vista de seda cochina se queda.
Los leemos, no lo olviden.
