Por Manuel Viera
La Habana.- Con lo visto en Santiago de Cuba han querido traer al presente al Fidel del 94. Pero han obviado una cosa muy importante: este hombre no es Fidel. Esta a kilómetros de Castro como político y en inteligencia y digamos que a dos lunas de distancia en respaldo popular.
En materia de política solo bastan un político y una cámara para desplegar propaganda, es inevitable que una corriente política no tenga adeptos por ilógica que parezca.
Reunir 100… 500 partidarios de una organización política que abarca apenas al cinco por ciento de la población y dar imagen de apoyo es muy sencillo y un mecanismo político empleado para ganar respaldo o desanimar al adversario.
El asunto no es tener partidarios sino contar con la mayoría, que es lo que define el verdadero respaldo. Es evidente que tratan de rescatar la imagen de un personaje que no cuenta con respaldo, y la aprobación a su gestión de gobierno es probablemente la más baja de la historia política de este país.
Por más propaganda que empleen, su imagen no se recuperará porque, más allá de novelas y dramas, el pueblo seguirá evaluando su gestión por los resultados. Mientras los fantasmas del hambre, la escasez, la miseria y la falta de servicios básicos sigan rondando nuestras casas seguirá siendo una figura impopular.
Mientras las decisiones sigan generando errores y memes, mientras se mantenga la política represiva contra el desacuerdo y sigan llenándose las cárceles de jóvenes, seguirá siendo un político impopular.
En lo personal considero un error político de consecuencias terribles para el partido comunista el haber posibilitado un segundo mandato a Miguel Diaz-Canel y esa terquedad política les ha llevado a consecuencias que tardarán siglos en revertir. Han perdido incluso a un porcentaje muy alto del respaldo conque contaban, esos que aún se dicen fidelistas y que ven que alguien que se autotitula como continuidad poco a poco ha ido desapareciendo todo aquello que eran consideradas políticas sociales.
Hoy en Cuba, incluso, es posible ser fidelista y a la vez oponerse a la gestión actual de gobierno bajo el mismo partido. De hecho, hay una parte importante del pueblo en esa situacion por no mencionar el creciente número de cubanos que frontalmente han decidido oponerse al comunismo.
Insistir tercamente en imponer su gestión a sabiendas de que la economía no se recuperará a la misma velocidad que se destruyó solo podría dar lugar inevitablemente a eventos muy tristes.
