Por Ghabriel Pérez de Holguín ()
Holguín.- La calma no existe, y parece que no quiere existir. Parece que definitivamente el abuso ha llegado al límite superior que puede tolerar un pueblo.
He estado fuera de casa en estos días, en otro reparto. Este domingo salí en horario del mediodía. A partir de las 2:00 p.m. estuve sin conexión. Cuando volvía de regreso ví que milagrosamente entraba un post de Saily González Velázquez pidiendo que no dejaran solos a los santiagueros. Entonces comprendí que algo ocurría.
Desde esos momentos al instante en que escribo (muchas horas después) he tenido apenas minutos de datos móviles, sin subir de 2G.
La poca gente con quien he podido hablar coincide en que Holguín vuelve a ser una ciudad súper militarizada, que ya venía vistiéndose de verde olivo desde los sucesos, dos noches antes, en Barra Dalama, Carretera Central y Cacocum.
Muchos amigos intentan comunicar. Es en vano. El corte del fluido eléctrico, lejos de mejorar, como dijera hace dos el NTV, en mi zona ha empeorado.
Ojalá podamos llamarle resurrección de la esperanza a lo ocurrido. Ojalá que estos pequeños pasos dados este domingo en el Oriente del país nos acerquen a la LUZ verdadera.
Estamos en días de la Pasión, nunca fechas más representativas del calendario cristiano.
¡QUÉ DIOS AMPARE A CUBA!
