Rafael Muñoz ()
Berlín.- Recientemente, durante una animada conversación con colegas cubanos radicados en el extranjero sobre la Arquitectura cubana posrevolucionaria, surgió una afirmación interesante. Se comentó que, de 1959 a la fecha apenas se habían construido estructuras atrevidas. Pusieron como ejemplo el uso de pocos voladizos de más de tres metros.
Esta declaración, aunque expresada con respeto, revela principalmente un desconocimiento natural debido a la distancia geográfica y, en gran medida, que la escasez de publicaciones especializadas que aborden este tema dentro de Cuba haya hecho que la obra de sesenta y tantos años, para muchos no exista.
Un voladizo de tres metros no es algo especial ni en Cuba pre o post revolucionaria ni en ningún lado. El sistema constructivo prefabricado Girón, empleado en la edificación de cientos de escuelas, policlínicos, viviendas, hoteles y todo tipo de estructuras, cuenta con vigas con voladizos de hasta 2,7 metros más aleros(1). Se pueden citar también los tanques elevados asociados a estas construcciones, con radios que superan por mucho los tres metros y se sustentan en una sola columna central.
Es justo destacar la obra posrevolucionaria del arquitecto Antonio Quintana, quien sirvió de inspiración para muchos profesionales de mi generación. Personalmente, tuve conocimiento de sus obras antes de descubrir la existencia de figuras como Le Corbusier o Frank Lloyd Wright. Si hoy soy arquitecto es en buena medida porque de niño acompañé a mi padre albañil a sus obras. Creaciones del arquitecto Quintana son la Casa de los Cosmonautas, el Palacio de las Convenciones y el Hotel Palco. Todos ellas con voladizos que superan considerablemente los tres metros.
Tuve el privilegio de colaborar con el arquitecto Abel García en varios proyectos. El Hotel Meliá Las Américas, en mi opinión el edificio de finales de siglo XX que mejor resume tradición y contemporaneidad en Cuba, tiene voladizos considerables en sus tejados.
La obra más conocida y compleja de Abel es sin dudas el Hotel Meliá Habana. Con estructuras que vuelan doce metros en una dirección y veintisiete metros en la otra y soportan hasta cuatro pisos de habitaciones. (ver foto). Esta estructura fue posible gracias al genio de las estructuras nacido en la isla Esmildo Marín y su colaboradora la ingeniera María Isabel González (creo que es su apellido, escribo de memoria). Honor a quien honor merece.
Todas esas construcciones fueron diseñadas y construidas en momentos en los que la dirección del país a diferencia de la actual, aún valoraba la obra de arquitectura cubana posrevolucionaria, respetaba y confiaba en el talento y la profesionalidad cubanos en vez de contratar extranjeros. No guardo devoción por figuras como Fidel Castro y Celia Sánchez, pero es innegable que confiaron en los profesionales locales para llevar a cabo proyectos de esta envergadura. La verdad sea dicha.
Por supuesto, estoy seguro de que existen muchas otras estructuras igualmente complejas construidas en el país. Mi conocimiento se limita a mis recuerdos que datan ya de hace más de dos décadas. Desconozco la obra realizada en Cuba en este siglo, principalmente, como dije antes, debido a la falta de una prensa especializada que arroje luz sobre la actividad arquitectónica en la actualidad en la isla.
Con el objetivo de ayudar a llenar este vacío informativo sobre la arquitectura cubana posrevolucionaria, me he propuesto publicar una serie de artículos explicativos de proyectos en los que participé en la isla. Incluiré no solo información técnica, sino explicaciones sobre las decisiones de diseño, errores que se cometieron, empingues varios y sobre todo anécdotas, unas tristes, otras divertidas. Información toda que merece ser compartida y que una vez fallecido Abel solo se guardan en mi memoria. Por ejemplo, si el edificio del Meliá Habana debía ser blanco ¿por qué es gris?
Insto a los arquitectos cubanos a sumarse a la labor de compartir sus experiencias. Es fundamental tener un registro de la actividad de nuestra profesión en el país. Dejar claro a cada cubano que aunque no lo parezca , si hemos hecho mucho; que el país cuenta con un talento local abundante y cualificado.blicaciones con más de un enlace.