Por Irán Capote
Pinar del Río.- Hubo un tiempo allá en mi pueblo, en que la gente salía con un pomito de otrora mayonesa esterilizado, en el que llevaba sus muestras de orine y heces fecales hasta el laboratorio.. Se llevaba con dignidad. Quiero decir, la gente era sincera y mostraba su porquería sin recato.
Yo era niño pero lo recuerdo perfectamente. La gente salía de sus casas con el pomito en la mano hasta el laboratorio del policlínico. En aquel momento todavía funcionaban. Y era frecuente escuchar hablar sobre parásitos en cualquier esquina. Vaya, era algo normal.
Ya no veo a nadie con sus muestras en la mano. Y los parásitos siguen siendo los mismos.
Se extrañan aquellos pomos y también las historias que desataban.
Ahora recuerdo uno muy famoso de mi barrio. Un adolescente tenía el encargo familiar de llevar los pomos con la muestras de su hermana y las suyas.Iba de madrugada atravesando el campo para coger el tren que lo llevaría hasta el pueblo. Por un accidente, uno de los pomos se rompió. Y ante el nerviosismo y el miedo por el castigo que debían imponerle en su casa, dividió la muestra que le quedaba en dos pomos. (Llevaba un pomo con muestras de orina, orina que botó y «esterilizó» el pomo con agua de un charco). Con toda la mierda repartida equitativamente, identificó cada pomo con el nombre de cada uno de los hermanos.
A la semana llegaron los resultados. Y uno de los dos fue sometido a un estricto proceso de desparasitación debido a una alarmante cantidad de «bichitos» , mientras que el otro tenía los resultados en negativo.
Toda la mierda no es igual, aunque sea la misma mierda. Todo depende del cristal conque se mire (o se transporte).
